Como ha ocurrido en otros lugares del mundo, han venido floreciendo en nuestro país candidatos con posturas claramente de extrema derecha, y también de extrema izquierda (de estos hablaré en otro momento); personajes que no buscan la unidad, sino el enfrentamiento y el agravio para los que no comulguen con sus posturas.
Las sociedades están siendo receptivas a estos discursos, por una serie de factores, entre ellos, el debilitamiento de los partidos políticos, donde muchos de ellos se han convertido en meros fondos de inversión, ya que el candidato “invierte” en su campaña para esperar recuperar dicha “inversión” si es que llega al Congreso; y, de otro lado, el hartazgo que siente la población ante la corrupción y las falsas promesas que escuchamos en cada elección.
Si bien esta recepción no es mayoritaria en nuestro país (entre todas no llegan a alcanzar al primer lugar de las encuestas) es, sin duda, una señal preocupante que esas formas de hacer política tengan aceptación en nuestros días. El libreto es el mismo que en el pasado: se usa un “cuco” para direccionar los odios. En el pasado fueron los judíos y ahora son los “comunistas” y los inmigrantes. Y actualmente, como añadidura, está la “visión empresarial” y el “emprendedurismo” como única forma de relación entre individuos. Se invoca el laissez faire o “dejen hacer” y se busca desaparecer al Estado como ente regulador. Adam Smith (que convenientemente solo es citado por lo de “la mano invisible”) decía en su Riqueza de las Naciones que el interés personal es el motor de una economía, pero siempre que se desenvolviera dentro de un contexto moral y social. Según la lógica neoliberal y los discursos de estos políticos, el Estado no debe intervenir en nada. O sea, a los campamentos de mineros informales en Madre de Dios donde hay tráfico de niñas y trata de personas se las debe permitir seguir operando bajo la lógica del “libre mercado”. ¿Tiene sentido esto?
Estos discursos vienen como una aplanadora llenándolo todo en televisión y redes sociales. Pero como dice el periodista Daniel Espinosa, estos discursos no son gratis. Son parte de la Red Atlas, que es un Think tank financiado por una élite, entre ellas la familia Koch (Hildebrandt en sus 13, 05/03/2021). Así que si ves uno de estos videos hablando de “libertad”, ya sabes de donde proviene.
Ya nos alertaba Rousseau en su Contrato Social, de 1762: “cuando el nudo social comienza a aflojarse y el Estado a debilitarse, cuando los intereses particulares empiezan a hacerse sentir y las pequeñas sociedades a influir sobre la grande, el interés común se altera y encuentra oposición; ya no reina la unanimidad en las voces; la voluntad general ya no es la voluntad de todos”.
Los discursos extremos se han dado a lo largo de la historia; está en nosotros el identificarlos y mostrarlos como lo que son: alternativas no viables de convivencia y desarrollo de las sociedades. Cada vez que estas posturas llegaron al poder se cometieron las mayores atrocidades. (COMUNICANDO BOSQUE Y CULTURA).