Nunca antes había sido tan importante como ahora la participación de los jóvenes en las decisiones políticas y empresariales a nivel global, nunca antes habíamos tomado en cuenta su capacidad de tomar decisiones por sí mismos y la eficiencia que le ponen a la resolución de problemas en estos tiempos, nunca ha sido tan vital que generen ideas frescas y disruptivas y que las pongan en marcha; es que es el mejor momento para que los jóvenes empiecen a brillar, empiecen a enriquecer el mundo con su ímpetu y energía que los caracteriza, asimilando los riesgos de un mundo tan cambiante y competitivo.
La participación de las personas entre 15 y 29 años ha tomado un giro bastante interesante a nivel de todas las sociedades en el mundo, han desarrollado nuevas capacidades para recibir y recopilar abundante información, a algunos les gusta los desafíos, pero gran parte todavía está sujeta a su zona de confort y, justamente esto es algo que les impide dar el gran salto.
Dentro del contexto poblacional, en el Perú hasta el presente año ya somos más de 31 millones de personas; según el Informe Nacional de las Juventudes en el Perú del 2015 – SENAJU, los jóvenes conforman el 26.9 % del territorio nacional y, dentro de ese porcentaje el PEA es de 66 %; en donde el 77.5 % es urbana y el 22.5 % es rural. En el marco sanmartinense, el total de la población juvenil es de 25.9 %, contando con un PEA del 69 %, en donde el 64.5 % es urbano y el 35.5 % es rural.
Su introducción en el mundo empresarial es también notorio, los espacios de co-working empiezan a aparecer con mayor frecuencia y los “freelancers” comienzan a asociarse porque han entendido que el trabajo en equipo es lo que va a determinar el éxito de sus objetivos; las oportunidades cada vez son menos desperdiciadas y, si en algún momento las circunstancias les son adversas, no solo apuestan por usar su sentido común sino por la estrategia. Si en algún momento la gente perdió su chamba porque aparecieron nuevas herramientas de trabajo, como por ejemplo “Microsoft Excel”, los jóvenes estuvieron ahí para dominar esos sistemas, creando nuevos porque son expertos construyendo tendencias y adictos a sus teléfonos móviles.
Desde la evolución tecnológica hasta la responsabilidad ambiental
Se dice que las marcas más reconocidas en el mundo y las que permanecerán a pesar de los cambios en el mismo, son aquellas que se representen de la forma más humana posible, enfocando sus elementos innovadores hacia conseguir un impacto positivo en el ambiente; el valor agregado estará alineado a causas medioambientales que le genere beneficios a la población, los preferidos por los jóvenes son los productos “eco amigables”.
La educación evoluciona a través de la tecnología, si los maestros no la incluyen dentro de estos procesos, careceremos de aspectos fundamentales para la comunicación, el alto desempeño y la generación de herramientas para la eficiencia y el desarrollo de ideas. Si estamos en la era del video, enseñemos usando esos materiales, si la tecnología nos brinda las mejores oportunidades para ampliar nuevos horizontes, crear nuevas atmósferas, no podemos dejar que el tradicionalismo de hace años atrás interfiera en esas ganas de fomentar la creatividad de los jóvenes. Hemos crecido en la vida digital, las redes sociales son nuestro pan de cada día, casi todos tenemos más de una y por ende nuestra comunicación se ha digitalizado más, a diferencia de los adultos que de cierta forma han tenido que adaptarse a estos cambios.
La creatividad es más importante que nunca, y justamente es algo que a los jóvenes les viene muy bien, esta nueva generación viene convencida de que puede remediar el daño que han ocasionado las generaciones pasadas y que pueden crear propuestas de valor realmente innovadoras enfocadas en un desarrollo sostenible. Es momento que la participación juvenil tome mayor fuerza, es momento que los gobiernos empiecen realmente a creer en nosotros, es momento de respetarnos mucho más y aprender a convivir de la mejor forma, es momento de aceptar que somos los determinantes para que las organizaciones públicas y privadas cumplan esa visión que tienen pegada ahí en sus paredes, es momento de brillar.