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viernes, abril 26, 2024

Luis Salazar Orsi y el mundo Awajún: “Entendimiento de Encrucijadas” necesaria e impostergable integración

CRÍTICA Y APRECIACIÓN LITERARIA

Con pluma de trazo fino y sutil, la sensibilidad de Luis Salazar Orsi aborda la amorosa y preocupada tarea de presentarnos a un heroico pueblo con su peculiar espíritu, su paisaje agrícola y agreste, así como también las encrucijadas en que se encuentra junto con otras etnias atravesando este siglo XXI en un país que varias veces se ha mostrado reacio a comprenderlo y asimilarlo como corresponde a una nación solidaria, pluricultural y en una hermandad de “todas las sangres”

Identificado hasta sus raíces, el autor nos va introduciendo en el mundo mágico del poblador awajún y su territorio donde se entrecruzan caminos, pascanas, ámbitos serranos y selváticos trajinados desde antaño: Jumbillo, Gancho, Chachapoyas, Alto Mayo con sus rutas de los abuelos antepasados, amados parajes que les hace exclamar: “Las estrellas brillan más en nuestras tierras” en clara alusión porque aman y sienten más hermoso su paisaje. De seguro que “si el monte desaparece, el awajún muere”. Algo totalmente vital; como decía Ortega y Gasset: “Yo soy y mi circunstancia”.

La palabra awajún es deformación inía del término aguaruna, adaptación castellana del quechua awakruna, hombre tejedor, denominación hecha por los Incas.

En su devenir, los pueblos van creando cultura. Los awajún, verdaderos guardianes, conservadores del recurso suelo, siempre han respetado la armonía ecosistémica, fuente de vida; trabajo, respeto, valor, habilidades para la caza, conservando una rica tradición y costumbres que también deben ser respetados.

El autor nos muestra la vida de estos sectores de peruanidad que todavía precisan de una integración impostergable en nuestro tiempo. Es lo que él llama: un entendimiento de encrucijadas. Realmente es una muy delicada empresa, para la cual se reclama un humano compromiso no solo político, económico y social, sino yendo, sobre todo a las raíces del genio de nuestros pueblos que nos identifiquen en nuestros más profundos y humanos valores de unión y solidaridad.

Escucharlos y conocerlos. Saber de sus mitos y leyendas, su folklore, su cosmovisión, los dioses y paradigmas. Identificarnos con su profundo amor y respeto a la naturaleza y verán que no se les debe tildar como “ciudadanos del tercera categoría”.

El encuentro y entendimiento “armónico de encrucijadas es posible – nos dice el autor – a pesar de los grandes equívocos, olvidos e intransigencias políticas. Hay tanto que trabajar para superar y salir adelante. Aprendamos del ejemplo de la misma mujer awajún, el soporte de la familia, trabajadora y voluntariosa. Su tradición las nombra como “Hijas de la Luna”. Sin embargo la rabia y la impotencia nos invade cuando nos percatamos de abominables realidades: el 45% son analfabetas; a los 14 años; – casi terminada la primaria – se casan y llegan a tener hasta 8 hijos, el 80% de estas familias carecen de los servicios básicos y viven en extrema pobreza. La atención del Estado no les llega a pesar de sus reclamos airados por una mejor calidad de vida.

Y una de las aristas de esta obra es también una campanillada de alerta y un llamado hacia un proceso de integración intercultural armónico, que no mengüe, fragmente o mutile los sentimientos nobles y hermosas costumbres enseñadas a través de la sabiduría ancestral en el mundo mágico awajún.

Nunca más otro “Baguazo”, nunca más otro enfrentamiento o genocidio entre Peruano. Estamos seguros que no se repetirá esta historia. Aprendamos de esta amarga lección.

 

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