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viernes, abril 19, 2024

Liderazgo político emocionalmente inteligente

El liderazgo es influencia. Un líder político sin capacidad de influir no podrá gobernar adecuadamente. Todos los que hacemos política sabemos que el oficio político necesita de nuestro tiempo, de la inversión de nuestros recursos para financiar nuestras actividades y de nuestras emociones para administrar nuestras decisiones.

Este camino político, no es color rosa y tampoco tiene aroma a jazmín. Más que un camino de velocidad es un andar de resistencia. La política nos invita siempre – sin falta y sin distinción alguna – a probar de su dureza pero también con los años te muestra quienes te acompañarían a derramar sangre por una causa justa y compartida.

¿Entonces qué debemos hacer ante la dureza de la política? ¿Abandonamos el barco? ¿Nos retiramos por nuestra tranquilidad? ¿Continuamos con la tarea? ¿Pisamos el acelerador? La respuesta es personal, no hay buenas ni malas respuestas.

Sin embargo, para aquellas personas que quieren continuar con esta carrera de vida, a los que les apasiona aprender cada día más sobre su arte y ciencia, aquellos ciudadanos que ven en la política una vocación de servicio es importante desarrollar un liderazgo con soporte en la inteligencia emocional.

¿En qué consiste la inteligencia emocional en el liderazgo político? Simple, consiste en entender y dominar nuestras propias emociones, así como nuestros sentimientos. De otro lado, implica el poder captar sentimientos, emociones y necesidades de los demás; en este tópico radica el desarrollo de la habilidad que llamamos empatía emocional, la misma que no debe ser desarrollara solamente para el voto sino que tiene que ser obligadamente ejecutada durante un gobierno. Hablamos de una empatía emocional permanente.

¿Administrar emociones hace frío a un político? Es importante no confundir la Inteligencia Emocional con eliminar nuestras emociones sino, por el contrario, transformar nuestras emociones negativas en positivas.

En la actualidad existen trabajos interesantes por ejemplo Gonzales (2007) explicaba el desarrollo y Goleman (1996) expuso el funcionamiento de la Inteligencia Emocional. Hoy hablamos de dos competencias dentro de la IE: por un lado la competencia personal y por otro lado la competencia social.

Cuando logremos trabajar la Inteligencia Emocional dentro del liderazgo político podremos, también, manejar mejor el estrés y el tiempo, ambos elementos vinculados recíprocamente y al mismo tiempo fundamentales en el resultado del quehacer político.

Cómo siempre digo no se debe vivir a medias entonces ahora suscribo que no se debe hacer política a medias – las dificultades del camino que sirvan para un mejor entendimiento – los que hacemos política estamos llamados a reinventarnos, y recomponernos de forma permanente.

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