La solidaridad es una hermosa característica de la sociabilidad que induce a las personas a sentirse más unidas a sus semejantes y por lo mismo; colaborar o cooperar con ellos.
Esta unión y muy estrecha cooperación puede manifestarse al procurar el bienestar de otras personas, participando en eventos o iniciativas que propicien ayuda o servicio.
La “solidaridad es armonía que emerge de la justicia”, decía José Ingenieros, la simpatía actúa vigorosamente y proporciona generosa energía a quienes persiguen un mismo objetivo; un fin benéfico.
Como un claro ejemplo de solidaridad citaríamos la felicidad, el júbilo y el orgullo de un grupo de personas que celebra; la razón o motivo de orgullo que experimenta uno de ellos y que comparten y disfrutan como propio.
El bien común debería ser el gran objetivo de toda agrupación humana, esa dicha esa felicidad que anhelamos desde que éramos niños, debemos desearlas para nuestros familiares o amigos más íntimos y en la misma medida, con la misma intensidad para los demás.
Hacer propio el lacerante dolor, que sufre el prójimo, sentir, como él; la pérdida del ser amado, será una experiencia dura y difícil, pero habrá de acércanos como seres vulnerables que somos.
En los momentos cruciales que se dan en el transcurrir de la vida, necesitamos de fuerzas externas que nos transmitan benévolamente, su compasión , su sincero sentimiento de dolor compartido , el ingenio popular ha producido , no menos de 300 años atrás una frase que resume fielmente lo anteriormente manifestado; “una pena entre dos , es media pena”. Estos instantes de dolor profundo que sufrimos los humanos, calan profundo en las fibras más íntimas haciéndonos padecer, y las palabras amigables y afectuosas nos desean resignación y calma. La herida sangra pero duele menos, alguien está ayudándonos a cargar la cruz espinosa del dolor inmenso.
Una costumbre hermosa de gente sana y querendona que traen gallinas con las que cocinarán el caldo de ley, para quienes , continúan la vigilia . El velatorio es la legendaria costumbre que considera la posibilidad de que el fallecido vuelva a la vida; una última esperanza.
Bendita, maravillosa costumbre tarapotina tal vez única en el mundo; máxima expresión de solidaridad, que ojalá, nunca perdamos.