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martes, abril 23, 2024

Sobre el transfuguismo en el Perú

A pesar que el transfuguismo tiene data presente en nuestro escenario político la variable ha sido poco explorada y me atrevería a decir que por inercia aceptada. La llamada “Ley Antitransfuguismo” trate un debate amplio y con ello una posibilidad de explorar panorámicamente sus causas y repercusiones en nuestro sistema político.

Nuestro sistema político tiene los sistemas de gobierno, electoral y de partidos como un tridente, los mismos que permiten un menor o mayor transfuguismo. Por razones obvias esta gradualidad puede afectar en la misma o mayor medida a nuestro sistema político ¿Por qué? Simplemente porque el transfuguismo produce tránsfugas, diversos actores que responden de diferentes modus operandis y hasta con actitudes impredecibles. Entonces, mientras el sistema permite el fenómeno político, el mismo fenómeno produce escenarios cambiantes por su multiplicidad de actores que debilitan al sistema que les dio nacer. Hasta ahí se supone claro que en post de instituciones políticas fuertes, en un sistema político fuerte, es necesario ver las formas como enfrentar al transfuguismo.

Cuando hablo de enfrentar al transfuguismo es porque soy partidario de que este fenómeno atenta contra la voluntad popular, genera políticos saltimbanquis solo para procesos electorales y debilita a los partidos que son las instituciones intermedias del sistema político democrático.

En un partido político debe haber carrera partidaria, una intención o natural aspiración que lleva a una militancia – conocer la historia de la organización, sus postulados económicos, políticos y sociales y sus particulares dinámicas internas – lo cual lleva a una candidatura y de ganar una elección lleve a un cargo de representación. Sería lo más saludable para que no aparezcan las frases como “El partido me traicionó”, “Yo no sabía que así funcionaba”, “Me sorprendieron” y un detalle importante es que la mayoría de veces lo dicen políticos con escaza militancia.
De la elección que hablamos, donde se junta la voluntad popular, antes que votar por una persona se marca la organización política, entonces ¿No sería más adecuado que estás personas que postulan tengan más vínculo con sus instituciones? y que el voto de un ciudadano por la organización A no termine enfocado en los intereses de la organización B.

El transfuguismo el cual implica cambiarse de organización política, no solo queda en un viraje de lo político, sino también representa una migración de postulados ideológicos, doctrinarios, económicos y sociales.

Hoy el debate se encuentra en el seno del Congreso – pero no es el único escenario donde se evidencia el transfuguismo, miremos los gobiernos regionales y locales – y debe ser abordado en términos de un estado de derecho. Existen ejemplos como Francia y España donde existen tratativas para castigar el transfuguismo, lo cual constituye precedentes para el fortalecimiento de las instituciones políticas.

 

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