Lo que está ocurriendo en el país da escalofríos. Es el país convertido en el planeta de los Bizarros, en donde todo está cuadrado. Quienes hayan leído historietas en su niñez y adolescencia sabrán lo que estoy escribiendo. Porque es el país del desencanto eterno, donde todos parecen mandarle a la mismísima ´m´ a todo lo bueno que tenemos, o que pareciéramos tener.
Lo anterior nos recuerda ese chiste, donde Dios, cuando creó el mundo y organizó los países, después de crear el Perú, dándole maravillas, como un rico mar, playas, minas, bosques, ríos, climas variados, mujeres hermosas e ingentes recursos naturales, San Pedro le advirtió: “¡Dios y Altísimo Creador…! ¡Pare la mano, Señor! ¡A los peruanos les estás dando todo y para los demás países va a quedar casi nada!”. El Creador, le respondió: “No te preocupes, Pedro, porque ya vas a ver los cojudos que voy a poner en ese país, que no van a saber administrarlo para beneficio de su pueblo”.
Este chiste me lo envió hace años un comunicador y experto en temas municipales, y obvio su nombre, porque no me comunicado con él y pedirle autorización para nombrarlo. Y como leerán los lectores, el chiste pareciera reflejar lo que realmente somos como ciudadanos de un país que tiene todo pero que la mayoría de los peruanos no lo disfrutan y que hace que estemos obligados a exigir una reforma real del Estado, pero al margen de lo que decida la tecnocracia enquistada en el poder y que es parte no oficial de la estructura del Estado quienes, al fin y a al cabo, son los que deciden todo. Los tecnócratas deciden sobre las políticas pensionarias, los regímenes de trabajo, las políticas salariales, todo. La tecnocracia gobierna nuestras vidas. Vivimos en la forma en que la hacemos porque son decisiones que han tomado los tecnócratas. Como muchos dicen: han capturado el Estado y sus rehenes o prisioneros son los políticos a quienes nosotros hemos elegido.
Los medios han rebotado las últimas declaraciones de Mauricio Mulder, quien declaró que el brasileño Barata ya dijo todo con relación al caso Lava Jato. Mulder se ha hecho el loco “olvidándose” que Odebrecht había anotado en su agenda las iniciales AG y que declaró que todos los candidatos presidenciales han recibido el apoyo de la empresa brasileña para sus campañas políticas y es bueno recordarlo. ¿Por qué tanta obsecuencia y casi docilidad de Mulder por su jefe? ¿Quién tiene la respuesta?
Pero el artículo fue realmente pensado porque en una conferencia que organizó el congresista Rolando Reátegui Flores, quien acostumbra “tomar conocimiento” de las cosas, un participante afirmó que en el Perú “todos somos corruptos”. El expositor del Congreso, ampliando el tema, dijo algo así que, para velar por el correcto control de las gestiones institucionales, los responsables de los Órganos de Control Institucional no deben ser pagados por los Pliegos en donde trabajan, sino por la misma Contraloría. Conclusión: todos quienes trabajan en la administración pública son corruptos o a un paso de serlo. O sea, somos un país con ciudadanos bajo sospecha. Como diría doña Elvirita Reátegui: “¡Eso sí ya no se cree, cholito!”