La bancada de Fuerza Popular suspendió por 60 días al congresista Kenji Fujimori después de un proceso que se inició el 7 de julio del presente.
Es importante traer al análisis los resultados políticos que tiene en su haber Kenji Fujimori para de esta manera tener un mayor panorama del escenario político en tienda naranja. Durante las Elecciones Regionales y Municipales 2006 ya habría intentado postular – sin mayor éxito – a la Presidencia Regional de Lima Provincias con el fenecido movimiento Si Cumple. Luego logró obtener un escaño en el parlamento para los periodos 2011-2016 y 2016-2021, en ambas elecciones obtuvo la mayor votación y para este último periodo legislativo – de acuerdo al reglamento del Congreso – le toco presidir la Junta Preparatoria acompañado, además, del congresista de mayor y menor edad.
Hay algunos que consideran que su éxito político se debe exclusivamente a su apellido, otros han llegado al punto de sobrestimarlo y reducirlo a frases como “Api” o “Tan poco, tan poco”.
Pero hoy, con la suspensión de sus derechos como integrante de la bancada de Fuerza Popular, Kenji Fujimori, está poniendo en jaque la unidad y disciplina partidaria en los claustros del partido naranja que su hermana, Keiko, preside.
La estrategia de Kenji es clara “Diferenciarse de Keiko”, tiene como agenda prioritaria la liberación de su padre, al mismo tiempo que, por un lado interno, realiza esfuerzos para obtener el respaldo de algunos parlamentarios fujimoristas y por ende dividir la bancada, por un lado externo, tiende puentes con el gobierno y enfatiza una postura ideológica que dista con los sectores ortodoxos del fujimorismo.
Esta coyuntura le hace mucha gracia al partido de gobierno y a las fuerzas de oposición en el Congreso de la República, que miran en la bancada de Fuerza Popular una mayoría aplastante. Seguramente el gobierno y demás grupos parlamentario habrán tenido largas jornadas para analizar y deliberar su accionar con el fin de lidiar con esta mayoría en el parlamento.
Kenji caricaturiza las disposiciones de su partido, afectando el liderazgo construido por Keiko durante varios años, por ende, debilitando el proyecto político del 2021. ¿O es que acaso estaríamos ante un esfuerzo de formar un Nuevo Fujimorismo? ¿O sólo se tratase de un ego de hermanos? Cualquiera que sean los insumos, en el hipotético caso de llegar a una ruptura, la única variable constante, sería alguien de apellido “Fujimori”.