Mientras que en San Martín muchas veces se piensa que la intransigencia de las autoridades no puede llegar más lejos, el sábado en el área de amortiguamiento de la Cordillera Escalera, en una de las zonas más visitadas por turistas para cautivarse con la biodiversidad a través de un fácil camino, la Dirección Regional de Salud decidió realizar una fumigación del bosque, dejando una espesa niebla de insecticida en la zona.
Los fumigadores se desplazaron desde la bocatoma de Shilcayo, hasta las instalaciones de Urku Estudios Amazónicos, un lugar en donde esta institución tiene estudios que se realizan con las abejas meliponas (el más importante en esta parte del país), además de un mariposario en donde se encuentran especies endémicas de la ciudad de Tarapoto (es decir, que no pueden encontrarse en otro lugar del mundo).
Allí, sin tomar en cuenta el riesgo que existe de afectar a toda la biodiversidad de la zona (en donde se incluyen ranas de especies endémicas, además de insectos únicos), rociaron todo el espacio con un insecticida aun desconocido.
Por tratarse del área de amortiguamiento de la Cordillera Escalera, es un imperativo que se solicite un permiso a la Dirección de Medioambiente del Proyecto Especial Huallaga Central y Bajo Mayo (PEHCBM) que al mismo tiempo tiene la administración del área de conservación regional. Tampoco se solicitó la opinión de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) aunque rociaron el veneno sobre el agua. En comunicación con este diario, Daniel Vecco, director ejecutivo de Urku Estudios Amazónicos, indicó “particularmente el Centro Urku es un Centro de Rescate de Fauna Silvestre y al mismo tiempo un Zoocriadero de Insectos debidamente autorizado por la Autoridad Regional Ambiental. En los planes de manejo del Centro Urku se incluye el manejo en libertad y semilibertad de insectos, los cuales han sido afectados por los pesticidas aplicados”.
Indica asimismo que denunciarán ante las autoridades judiciales, “la aplicación de pesticidas sobre cuerpos de agua (río Shilcayo, sus afluentes y una laguna en el Centro Urku). Tampoco se contaría con autorización de la Autoridad Nacional del Agua o la Autoridad Local del Agua (ALA) para aplicar pesticidas en el río y su faja marginal”.
“Cualquier actividad que podría generar impactos en la zona de amortiguamiento del área de conservación regional Cordillera Escalera requiere de una opinión técnica previa (del PEHCBM), para lo cual se debe presentar el respectivo instrumento de gestión ambiental aprobado por una entidad competente”, dijo un indignado Daniel Vecco.
¿Se puede fumigar un bosque?
El docente universitario de la Universidad Nacional de San Martín, microbiólogo Renzo Valdez, en entrevista con este diario, hizo algunas precisiones sobre la leshmaniasis o uta, enfermedad que ha empezado a atacar Tarapoto desde hace algún tiempo, principalmente en su zona alta.
“La leishmaniasis o “uta” en el Perú, es trasmitida por el mosquito del género Lutzomyia. Solo las hembras son hematófagas y poseen un comportamiento diferente a otros mosquitos transmisores de otras enfermedades como la malaria, dengue, chikunguya y zika, ya que posee hábitos alimenticios crepusculares a nocturnos y solo lo hacen en zonas descubiertas y sin ropa”, refiere, razón por la que la utilización de insecticidas a campo abierto puede ser una pérdida de tiempo y dinero.
“Se desconoce los lugares donde ovipositan, más al salir la larva esta se alimenta de materia orgánica en descomposición, al finalizar este estadío se retira a un ambiente más seco y forma la pupa, del cual sale un adulto”, refiere el especialista.
“Las especies selváticas se pueden atacar fumigando los árboles en los lugares de reposo, aunque esto no siempre es rentable ni tampoco ambientalmente correcto, ya que existen otras comunidades de insectos benéficos, que son alimento de otros animales y muchos de ellos son responsables de la formación de la materia orgánica en el suelo. Se sabe que el riesgo de infección en asentamientos situados en el bosque, se puede reducir talando los árboles y arbustos en un radio de 1 Km alrededor de las viviendas, sin embargo esta medida, en nuestra realidad es un crimen ambiental”, agrega..
Este diario también consultó la Guía de Control de la Leshmaniasis, en donde se indica que se puede controlar esta enfermedad de las siguientes maneras:
“La gestión medioambiental reduce las poblaciones de flebótomos o su contacto con los humanos mediante intervenciones sobre los nichos ecológicos. Como ejemplos se pueden citar el reemplazamiento de los asentamientos humanos lejos de los hábitats de los flebótomos o la modificación física de los hábitats. Las medidas de gestión medioambiental deben ir precedidas de cuidadosos estudios de la ecología local y el impacto medioambiental. La modificación física de los lugares de cría y reposo de P. papatasi mediante la destrucción de las madrigueras de los grandes jerbos (R. opimus) se ha utilizado con éxito en las repúblicas de Asia Central de la antigua Unión Soviética.
Asimismo, la deforestación alrededor de los pueblos y asentamientos ha sido eficaz en Colombia, Guayana francesa y Panamá para reducir o eliminar el contacto entre los vectores y el ser humano, así como la transmisión de Leishmania. Los lugares efectivos o potenciales de cría de los flebótomos, como las escombreras y los vertederos de basuras, pueden eliminarse mediante programas de saneamiento en los que participe la comunidad local, especialmente en zonas urbanas (por ejemplo, Lu. whitmani en Brasil). Es importante que toda modificación de los hábitats del vector tenga en cuenta la conservación del medio ambiente y no cree conflictos ecológicos.
Se recomienda que las personas que entren en focos muy endémicos o vivan en ellos utilicen medidas de protección personal para evitar picaduras de los vectores de la leishmaniasis. Entre esas medidas están la evitación de los lugares y las horas de actividad del insecto. (Lenin Quevedo Bardález)