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jueves, abril 18, 2024

La escuela, sin dirección

Hola mis queridos amigos y lectores de miércoles estamos de vuelta en esta parte importante de nuestra vida diaria.

Hoy vamos a relacionaré esta situación como maestro contemplado desde el punto de vista familiar y escolar. Como maestro nos sentimos solitarios desde la escuela. Hoy la escuela como se decía antes no debe estar sola, confiar en algunos de los directores de cada institución educativa es un “disparate” hasta donde experimentamos más realizan el trabajo administrativo que ser un “Líder pedagógico” hace mucha falta en cada institución, desconocen muchos de ellos se basan en simples rumores y no atacan a la realidad de ser un mediador de “conflictos” solo se sientan igual en la silla de dirección y eso piensan que dirigen o direccionan como burgueses que comienzan a engordar y poca actividad de solucionar problemas, más aun tratan de hacer más problemas.

Hoy la escuela no puede sola. Para que el hecho educativo tenga éxito necesitamos el trabajo y esfuerzo en forma conjunta del alumno, la familia, docentes y directores. Si solo entregamos solamente son los docentes quienes miran los problemas y buscan las soluciones se tendrá una mirada parcial de la realidad. En cambio, si se escucha a las familias, se toma en cuenta su opinión y se las invita a participar de la vida cotidiana y de la educación de sus hijos, es más fácil superar las dificultades, además de la creatividad gerencial de los directores más resultados habrá para una buena generación de “Líderes pedagógicos” que tanto necesitamos.

Hoy en día el “diálogo” es de suma importancia para mejorar aspectos relacionados con la educación. Varios autores coinciden que “un diálogo que busca complementar las visiones de la escuela y las familias, ponerlas a dialogar en un contexto de respeto y reconocimiento mutuo, puede mejorar el aprendizaje”.

Es importante que los padres de hoy escuchen en forma activa a sus hijos, no sólo lo que dicen sino cómo lo dicen y lo que quiere decir, establecer normas claras y consensuadas que sirvan de guía. Los padres de hoy deben motivar a sus hijos poniéndoles metas factibles y sin presiones. Los padres de hoy se comunican con ellos, aprenden a entender su lenguaje, razonan con sus hijos, les explican y ayudan a entender.

En cuanto a la escuela, debe preocuparse por ofrecer a los padres un ámbito de participación educativa, que permita que las familias se involucren en actividades relacionadas con el aprendizaje de los alumnos; debe ofrecer instancias formativas destinadas a los padres, pensadas para dar respuesta a sus necesidades; educación sexual, ciberbullying u otras temáticas que están relacionadas con el nuevo contexto que vivimos.

Por último, el arduo trabajo de educar no depende sólo de la labor que se realiza en el aula; para considerarse de todos, la nueva escuela necesita fortalecer los vínculos y el trabajo cotidiano y sostenido con la familia y la comunidad a la que pertenece el alumno. Para ello debemos tener padres que no promuevan dependencia a sus hijos que hace mucho daño. Esto es indispensable garantizar su participación real en la vida institucional. Este es un proceso que no se da naturalmente, sino que es preciso construir juntos para que la participación de todos ocurra.

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