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miércoles, abril 24, 2024

PPK y un gobierno al fondo del abismo

Los deseos políticos de los peruanos siempre terminan en frustración. Quienes votamos por PPK acabamos de darnos cuenta que eso de “gobierno tecnocrático” no es más que un cliché inventado por una camarilla que nos quiso hacer creer que los tecnócratas tendrían la varita mágica para la solución de todos los problemas. Y el estilo de PPK está terminando por sorprendernos y hacernos ver que está arrinconado y solo es un gobierno reactivo, a la defensiva y que en esta situación los ´tecnócratas´ no encontrarán nunca la salida y que no está gobernando. Tal mal está “la cosa” que Augusto Álvarez Rodrich escribía que los chistes de PPK a estas alturas ya no dan gracia.

Todos los gobiernos dirigen el país al margen de lo que señalan las llamadas políticas públicas. Los planes estratégicos de los diferentes niveles terminan siendo esos mamotretos que se archivan y cuya elaboración cuesta tiempo, dinero y un sinfín de esfuerzos. El actual gobierno pareciera no tener horizontes, ni metas y solo pugna para evitar que censuren a sus ministros y no vivir en crisis permanente. Y al país le están llevando al despeñadero los becerriles, los galarretas y toda esa fauna congresal [con excepciones, claro] ante la inepcia de un gobierno que todavía no encuentra el camino para salir del atolladero.

Las llamadas reformas del Estado y la modernización de la gestión pública del Estado son letra muerta si no se dirige a lograr la felicidad de la gente. De nada vale que tanto se aprenda de gestión pública, si no se entiende que la esencia de todo Estado y de sus gobernantes es servir a la gente, que era el pensamiento del emperador romano Adriano, y que Margarita Yourcenar lo recrea en su clásico libro “Memorias de Adriano”, que los buenos políticos ya deben haber leído.

El Estado que los políticos han construido nos hacen vivir en una ansiedad y desesperación permanentes. ¿De qué vale que nuestros políticos nos hablen de valores, de ciudadanía, de derechos, de justicia, etc., si tenemos congresistas mediocres, opacos, vulgares, cínicos, analfabetos, zafios, rústicos, bribones, pendencieros, agresores, groseros y con un vocabulario que le haría empalidecer a Tirifilo? Recuerden nomás a dos bocones como Becerril y Mulder. ¿Cómo creer en la política y en políticos cuando fungen de líderes esos congresistas que han cambiado de camiseta política y se han ido a las antípodas, solo por conveniencias políticas? ¿En qué momento se prostituyó la política?

Diferentes voceros y opinólogos le exigen a PPK que encuentre una salida y demostrarnos que a él le elegimos para gobernar. En menos de un año de gobierno solo nos ha dado señales de debilidad al que no ayuda sus expresiones y ´salidas´ inoportunas y extemporáneas, en un estilo de conducta que nos deja serias dudas. No queremos que haga obras faraónicas, pero que se inicie de una vez por todas la modernización del Estado, a partir de empezar a definir sus metas, a tener políticas y decisiones coherentes y evitar la imagen de su gobierno como “un ´sancochado´ de tecnócratas”, como escribe el Dr. Luis Quito Rodríguez, en el diario Uno, de Lima.
Estimado PPK: Le di a usted mi voto para que gobierne con eficiencia y porque los demócratas no teníamos otra salida. Si usted es un tecnócrata, desarrolle un proceso de planificación para que mi país deje ser esa sociedad enferma y judicializada, sujeta a infinitos reglamentos para emoción de don Edgar Alarcón y de los auditores de la Contraloría. Ayúdenos a construir un Estado en donde estemos convencidos que su gente también puede ser honesta. Juan Inuma está por perderle la confianza. No lo permita usted.

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