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domingo, mayo 12, 2024

“El uvachado es para San Martín como el pisco para Ica”, dicen vinicultores

DON CAYO SAN MARTÍN. Como Dioniso, rodeado de dos féminas // DOÑA MIGUELINA GARCÍA. Deberían hacerle un monumento en San Antonio de Cumbaza
DON CAYO SAN MARTÍN. Como Dioniso, rodeado de dos féminas // DOÑA MIGUELINA GARCÍA. Deberían hacerle un monumento en San Antonio de Cumbaza

Esta bebida podría lograr un lugar preferencial en el mercado nacional y extranjero, si nos decidimos…

Por: Lenin Quevedo Bardález

Hemos conocido parajes naturales impresionantes, hemos conocido de vida sin estruendo, mientras recorrimos los pasos de la comunión del aguardiente y una uva muy especial, la sanmartinense, que dan como fruto una bebida única. El uvachado es, a la sazón, un diamante a vista de todos, si es que se hacen las cosas bien.

Empezamos este recorrido, con un momento trascendental en esta historia y es de cómo una casualidad trajo como consecuencia que la uva de San Antonio de Cumbaza se convierta en vino. Esta es la historia de la señora Miguelina García de Reátegui

La leyenda cuenta que un buen día de 1939, doña Miguelina, recibió la visita de unos extranjeros, quienes al pasar por su vivienda, recibieron un refresco de regalo. Pero la uva estaba fermentada y había que echarla a la basura. Uno de los visitantes, antes de que se cometa tal crimen, cogió el recipiente con la uva y exclamó: “Esto ser vino”. Recomendó a la señora Miguelina que le eche un poco de azúcar, lo deje fermentar por cuatro días más y de esa manera, la historia del vino se inauguró en San Antonio de Cumbaza. Hoy es toda una tradición y la leyenda es narrada por su hijo, Diógenes Reátegui García, heredero de vinos La Muyuna (nombre puesto pues por todos lados se llegaba a la viña de Miguelina).

En San Antonio de Cumbaza hay una vid especial, conocida con el nombre científico de vitis labrusca, la que únicamente puede producirse en este lugar, una linda comunidad a poco de Tarapoto.

Dante Pinedo, uno de los vinicultores de San Antonio de Cumbaza, refiere que la uva es única y de gran calidad. Su sabor es único, su dulzor la hace una uva que no vas a encontrar en otro lugar, indica el orgulloso agricultor.

Asimismo, don Cayo San Martín, una leyenda del vino en San Antonio de Cumbaza, manifiesta que esta uva tiene tres cosechas por año, lo que no se repite con ninguna otra especie. Pierre Vidaurre, ingeniero agroindustrial y propietario de licores La Pucacha, refiere que esta uva tiene características organolépticas especiales para la maceración. “Generalmente en el mercado internacional, se toma como base para la realización de vinos a especies de la familia vitis vinícola, significando aquello que nuestra uva no tiene las características necesarias para competir de esa manera en el mercado”, indicó.

Es por ello que esta uva, no puede competir en otros escenarios de igual a igual en la composición de vinos, como les sucedió a los miembros de la Asociación de Productores Agrícolas de San Antonio de Cumbaza en la conocida feria Mixtura. Segundo Montenegro, presidente de la organización refiere que no lograron competir con el vino de Ica, ni de otras campiñas del país, pero el uvachado fue un éxito que sobrepasó sus expectativas. No habían pasado horas y ya no les quedaban botellas.

¿Será el uvachado la vocación de esta uva? Los expertos dicen que sí.
De esta manera, otra casualidad trajo al mundo una nueva forma de gustar esta uva. A un desconocido se le ocurrió un buen día morder una uva mientras tomaba el aguardiente, como hacían los viejos al caer la tarde en el pasado. Esa combinación resultó muy buena y fue así que decidieron macerarla con aguardiente durante un largo tiempo y las manos ya expertas de la fundadora del vino de San Antonio de Cumbaza, doña Miguelina García, volvió a la escena esta vez para crear el trago que caracteriza a la Amazonía y que es además el que mejor pareja hace con el aguardiente.

“Con otra uva no se puede hacer, yo intenté hacer con uva de la costa, uva chilena, pero nada; la uva de acá es especialmente para el uvachado porque tiene una acidez extraordinaria que le da un sabor muy lindo al uvachado”, indicó.

Con algo de ironía, Cayo San Martín indica que los chilenos tienen que venir hasta la región para llevarse la uva, porque en su país no pueden hacer uvachado con lo que tienen (como sucede con el pisco).

“Si a esta uva la maceramos, con cualquier macerado, la extracción del color, el aroma va a ser fabuloso”, refiere asimismo Pierre Vidaurre.

Lamentablemente el aspecto económico no acompaña a esta uva, por lo que no existe nadie dispuest a pagar un precio que garantice calidad, por ser un trago poco valorado. En los próximos días le contaremos cómo puede cambiar aquello.

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