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viernes, abril 26, 2024

Villanueva avanza… ¿Y los partidos…?

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César Villanueva Arévalo, ex Presidente Regional de San Martín y ex Presidente del Consejo de Ministros, al parecer ha decidido tomar la responsabilidad de un desafío hace ya muchos años esperado por los pueblos del Perú profundo: terminar con la hegemonía centralista de los partidos políticos, que durante gran parte del siglo XX y comienzos del XXI han dominado a su antojo el escenario político nacional, emitiendo leyes electorales que, a pesar de la pregonada descentralización, han sido más que nada instrumentos para impedir que las regiones del Perú puedan elegir efectivamente a los gobernantes que ellas escojan para el país, limitándolas a un esquema de elecciones regionales que les cortan las alas y no permiten la renovación de la clase política peruana.

Villanueva Arévalo, ejecutor del llamado “Modelo San Martín”, que constituye tanto en el Perú como en el exterior un ejemplo de cómo se puede cambiar una región, convirtiéndola en un lugar atractivo para el turismo y las inversiones, tanto nacionales como extranjeras, y relegando al olvido un pasado luctuoso de violencia y narcotráfico generalizados, significa para el imaginario colectivo de los peruanos de todas las regiones, incluyendo de ese crisol de todas las sangres en que ha devenido Lima, la capital, el ejemplo tangible de un político no comprometido con poderes fácticos ni intereses subalternos, que no solamente es el único ex presidente regional -con dos períodos en su haber- que no ha tenido que afrontar juicios ni acusaciones de corrupción, en medio de la marmita de negociados y presidentes regionales encarcelados o con procesos pendientes. Esto, aunado a su renuncia digna a la Presidencia del Consejo de Ministros por negarse a acatar los dictados de la esposa del presidente Humala, Nadine Heredia, lo han convertido en una especie de adalid de la política valiente y transparente que ansían millones de peruanos.

Villanueva ha anunciado en distintos medios de comunicación su intención de adecentar la política peruana y ponerla al alcance de las grandes mayorías, algo que hoy es casi imposible, debido a leyes electorales que no permiten participar a los movimientos regionales en las elecciones generales, lo que contradice el auténtico espíritu de la democracia representativa. Si bien ha permanecido fiel a su estilo racional, centrado y cauteloso, sin embargo ya es prácticamente un hecho que a fines de agosto, tal como lo ha anunciado hace poco en sendas entrevistas de radio y televisión nacional, dará a conocer el nombre del partido que representará al emergente movimiento nacional descentralista que supone incluir en las decisiones electorales del 2016 a todos los movimientos regionales del país, incluyendo, por supuesto a los de San Martín, su patria chica.

Si bien algunos se han permitido –desde la perspectiva de sus propios intereses- el dudar de la capacidad de Villanueva para poner en marcha y llevar a buen término este esfuerzo épico, se olvidan de dos factores que son fundamentales en la consecución de los objetivos del sanmartinense: por un lado, la acentuada baja que reflejan las encuestas en las preferencias de la población a los candidatos de los partidos tradicionales, llámense Fuerza Popular, Apra, o Peruanos por el Kambio, que no es más que una suma de pequeños partidos de la derecha tradicional aupados en una figura de relativo carisma como la Pedro Pablo Kuczynski, más bien identificado con los intereses de las grandes transnacionales norteamericanas. A contracorriente de esta realidad poco atractiva para la gran mayoría de peruanos, se alza la figura de un político no tradicional como Villanueva, que ya ha demostrado en dos elecciones en su región la tremenda potencialidad que tiene como orador de masas con sorprendentes recursos retóricos, comparables sólo a los del líder aprista Alan García.

Es por ello que es dable esperar que para inicios de setiembre se dé inicio a la verdadera partida de la carrera electoral para las elecciones de abril del año próximo, teniendo a la vista un panorama mucho más real y adaptado a las expectativas de los peruanos de todas las clases y condiciones sociales y económicas, privilegiando, es cierto, a los más pobres, pero sin dejar de lado a las clases medias golpeadas por una política económica neo liberal a ultranza que viene desde la época de Fujimori y que los presidentes que lo han sucedido no han sido capaces de humanizar en el sentido más profundo, como lo entiende el Papa Francisco en su llamado al desprendimiento para conciliar posiciones que parecen irreconciliables. Por ello es que Villanueva no tiene reparos en manifestar que le interesa el electorado tanto de centro izquierda como de centro derecha, pues es en este conglomerado en que se concentran la gran mayoría de peruanos que han sufrido y aún sufren por las contradicciones del actual modelo político y económico en el Perú. El desafío para Villanueva es que el Perú, como en su momento lo fue la región San Martín, se convierta en el “Modelo Peruano” de desarrollo efectivo y sustentable para América Latina y los países emergentes del planeta.

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