Epícuro es uno de mis filósofos favoritos. Su moral, o su transgresión moral no era bien admitida en el mundo cristiano, razón por la que su legado se ha perdido un tanto. No obstante, quisiera que usted amigo lector, tal como yo lo conozca también. He aquí algunas de las frases que al filósofo de los jardines hicieron conocido:
La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo. Este hombre no creía en el miedo a la muerte. Era algo por lo que no había que preocuparse, pues debíamos pasar más tiempo gozando la vida que preocupándonos de algo que no sabemos siquiera qué es.
El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo. La acumulación también era un problema. La vida en sí ya es un regalo suficiente y tiene mucha razón.
Así como el sabio no escoge los alimentos más abundantes, sino los más sabrosos, tampoco ambiciosa la vida más prolongada, sino la más intensa. Para este poeta, la intensidad era una necesidad en vida. Una vida larga, alejando a la muerte, no entraba dentro de sus espectativas. Había que vivir el todo.
El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia del dolor en el cuerpo y la inquietud en el alma. Sin ninguna duda, grandioso Epícuro