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jueves, marzo 28, 2024

¿Algún regidor podrá decirle no?

Pastillas para no dormir

Por: Alonso Ocampo

Cuando los regidores son celosos fiscalizadores de los fondos públicos los alcaldes los califican de obstruccionistas y boicoteadores, sin embargo podemos apreciar que la Ley Orgánica de Municipalidades es 100% alcaldista, lo cual se corrobora, cuando observamos -entre otras cosas- que hasta el presupuesto de la Entidad puede ser aprobado por el titular del pliego sin importar las observaciones ni cuestionamientos que formulen los concejales.
De otro lado los órganos de control de los gobiernos locales, de acuerdo a ley, dependen administrativamente de la Entidad lo cual es aprovechado para que el monto de sus presupuestos sea tan ínfimo que en sentido práctico quedan imposibilitados de realizar un trabajo de acuerdo a lo establecido en las normas del Sistema Nacional de Control.
Ahora bien, lo que ocurre en con el Concejo de la Municipalidad Provincial de Moyobamba es sencillamente desconcertante, los regidores han renunciado a la función estrella que les señala la ley: fiscalizar, contrariamente vienen confundiendo las cosas y piensan que decir “chicheñó” a todo lo que diga el alcalde Mardonio del Castillo es apoyar la gestión, creen que desempeñar por delegación las atribuciones políticas del burgomaestre en reuniones y eventitos intrascendentes es realizar bien su trabajo.
También existen algunos regidores que defienden lo indefendible como si el alcalde fuese el iluminado, otros consideran que los cuestionamientos que se realizan por la falta de capacidad de gasto son una afrenta personal o que buscan socavar la institucionalidad edilicia. La inutilidad de los viajes y la poca productividad normativa y fiscalizadora dejan certezas del pobre trabajo de nuestros regidores, no han sido capaces ni siquiera de exigir el cumplimiento de las ordenanzas municipales en una ciudad que se pierde entre la anarquía y la anomia.
En el tema del regidor Miguel Alegría habría que decir que la argumentación sostenida por algunos de sus colegas agrede el razonamiento más elemental y se desbarata ante una fundamentación fáctica y legal seria; si la razón fundamental para no haberse tramitado la vacancia del mencionado regidor -aún cuando ya estaba laborando en el departamento de Piura desde junio de 2012- es que seguía asistiendo a sesiones de comuna significaría que todas las resoluciones del JNE donde se usó esta causal para vacar a autoridades que por motivos laborales abandonaron la jurisdicción municipal son ilegales. Esta posición repetida a pie juntillas por algunos regidores tiene su origen en el análisis onírico del alcalde Mardonio del Castillo quien señaló – muy orondo – a una radio tarapotina que “aún cuando el regidor esté trabajando en EE.UU si su DNI dice Moyobamba no puede ser vacado”. Ante tan sesuda argumentación me abstengo de mayores comentarios.
En este caso particular no se salva ni el concejal de Acción Regional, José Ramírez Sempértegui, quien según sus propias declaraciones hizo notar en sesión de comuna el cambio de domicilio del regidor Alegría Cárdenas, pero se quedó a medio camino ya que nada ni nadie le impedía presentar la solicitud de vacancia de su colega, su actitud timorata también lo coloca en una situación de complicidad en un hecho que a todas luces es irregular.
Con todo lo que viene aconteciendo se confirma una vez más que los partidos políticos son agrupaciones electorales, Nueva Amazonía, Fuerza Popular, Acción Regional y menos el Partido Aprista salieron a sentar posición en este tema específico, en el caso del partido que gobierna la ciudad es doblemente reprochable ya que tampoco se ha pronunciado respecto de una gestión sobre la cual se tenía muchas expectativas pero que transcurrido más del 50% de su periodo no encuentra rumbo, no tiene capacidad de gasto y tampoco proyecta una obra de impacto para que Moyobamba sea una ciudad mucho más competitiva.
Los regidores, haciendo analogía con la actividad privada, son parte de un directorio de una empresa y quien lo preside es el alcalde, consecuentemente el éxito de una de esta empresa llamada Moyobamba será de todos pero el fracaso también, no creo que nuestros regidores consideren que son parte de una gestión brillante, es hora de comenzar a decir no a algunas posiciones y pretensiones caprichosas del alcalde provincial, es hora de fiscalizar en serio –no solo los supuestos actos irregulares sino también cuestionar la pobre ejecución presupuestal- es hora de decirle no a tanto viajecito frívolo al extranjero, es hora de preguntarse qué obtuvo la ciudad con travesías a países tan lejanos como China, EEUU, España.
Nuestros regidores deben recordar que su cargo responde a toda una población, tampoco deberían perder de vista la existencia del marco legal que sanciona penalmente la omisión de funciones, por lo tanto es momento de enderezar el rumbo para que el balance final de esta gestión no signifique 4 años de estancamiento para la ciudad.

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