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martes, marzo 19, 2024

Historias de Tarapoto, 5

Estamos recurriendo a personas mayores y respetables para confirmar datos referentes a la historia de Tarapoto. Por estas páginas desfilarán personas, hechos y anécdotas, cuyas historias nos parecen valiosas y gratificantes. Y para hoy abordamos sobre el hospital de Tarapoto, el “antiguo”, el local de la actual DIRES, de la primera cuadra del jirón Cahuide. Y para reconstruirla hemos contado con las informaciones de Luis A. Delgado Babilonia y del Dr. Lionel Flores Sánchez. Y a mí me resulta más emocionante porque nací en él. La información que ya teníamos nos lo confirman ambos.

En 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, el Gobierno de Estados Unidos y el del Perú implementan el convenio “Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública” (SCISP, y que duraría hasta el año de 1962) cuyo objeto fue la construcción de hospitales. La construcción de este hospital, cuyo local ya debería ser declarado patrimonio cultural, generó una logística tremenda para esa época. Según Luis Delgado Babilonia, empresa Saco Miró Quesada, la contratista de la obra, instaló en Shapaja un aserradero para trabajar la madera, de las especies caoba, tornillo y cedro, que traían desde Campanilla. También proveyeron de madera para la construcción del Hospital Santa Gema, de Yurimaguas.

A finales de la década del cuarenta el hospital de Tarapoto ya estaba construida y habilitada. Lo original fue que su estructura es de madera tratada y con un diseño especial. Según el doctor Lionel Flores Sánchez, médicos norteamericanos llegaban a Tarapoto para hacer inspección del servicio y eran muy exigentes. El mismo doctor Flores haría su internado en este centro en 1956. Recuerda que contaba con cuarenta camas y con la atención permanente de dos médicos.

Por la coyuntura económica social de las décadas del cuarenta y cincuenta, la ubicación estratégica de Shapaja le permitió tener un movimiento económico tremendo. Contaba con una oficina de la Caja de Depósitos y Consignaciones bajo la administración de Miguel Villacorta Ruiz (Moyobamba), quien se casaría con Luisa Saavedra Ríos (Lamas), cuyos hijos llegaron a ser grandes deportistas. Incluso, Shapaja tenía servicio eléctrico que, para esos años, era una novedad. En los años cuarenta, muchos pueblos ya contaban con servicio telefónico que permitía la transmisión de mensajes a través de telegramas. Los mensajes despachados en Lima, por ejemplo, en apenas media hora ya llegaban a los diferentes pueblos del departamento de San Martín. En Chazuta, Tulio Ayachi del Águila, quien reemplaza en el puesto a mi tía Laura Garazatúa Bartra, haría historia cuando al levantar el auricular expresaba casi con un grito: “¡Qué pasa en Lima, carajo!”.

En 1954 se termina de construir la carretera Tarapoto-Shapaja y tres transportistas prestarían servicio de pasajeros y carga en ómnibus mayormente de la marca Ford. Nos referimos a Joaquín Da Silva, Alejandro Vásquez Gómez y Nicolás Sandoval Delgado. Los comerciantes foráneos tendrían una vital importancia en el desarrollo de Tarapoto. De esto abordaremos en otro momento. (Comunicando Bosque y Cultura).

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