Tanto el Gobierno como el Congreso han demostrado ser incapaces de solucionar los problemas que aquejan al país. Uno, ha optado por el continuismo y, del otro lado, se nos ha vuelto casi un mantra decir cada cinco años: “Este Congreso es peor que el anterior”.
Todos hemos sido testigos de cómo desde que empezó este gobierno hemos pasado primero, desde los pedidos de vacancia provenientes de un pequeño sector de ultra derecha, a otro que cubre un espectro más grande, sin distinción ideológica, exigiendo gente idónea para los puestos de liderazgo. Nuestras redes sociales hicieron eco del pedido unánime de mucha gente exigiendo “calidad” en nuestros gobernantes; algunos más estridentes que otros, pero el mensaje es claro en muchos peruanos: “Queremos que nos gobiernen los mejores”.
Aquí viene la pregunta: ¿Quiénes son los mejores? Echamos un vistazo hacia lo que tenemos ahora, y la decepción será absoluta. Algunos dicen que los cargos de poder deben ser ocupados por “profesionales”, haciendo énfasis en los grados y títulos. ¿El título y el grado te hacen automáticamente “capacitado” para desempeñarte profesionalmente? La respuesta se cae de madura, como dicen. Esto no garantizará una gestión pulcra y ni siquiera una medianamente aceptable.
Una vez leí que el sistema electoral está diseñado para que ciertas personas no puedan llegar a puestos de poder. Esto se confirma en el sistema electoral peruano, ya sea nacional, regional o local. Para nadie es un secreto que tu posición dentro de una plancha electoral lo determina tu “aporte” y no tu plan o, tu visión de trabajo. Siempre dije que la ridícula excusa de que no sabemos votar está atada a un mal que nos aqueja desde siempre, y es la baja o nula oferta de buenos candidatos.
Para lograr que los mejores lleguen al ruedo de la política debe haber una real reforma, como explican reconocidos politólogos. Con fortalecimiento de partidos o creando nuevos, ya que muchos de estos son solo fachadas e impulsores de los intereses de sus dueños o de una pequeña cúpula impidiendo o silenciando las voces de cambio que allí se generan. Las redes sociales son un vehículo importante para la mayor participación de la gente en temas políticos. Una ciudadanía más vigilante y activa puede hacer retroceder al poder de turno ante cualquier arrebato populista. También deberíamos hablar de madurez política de los ciudadanos, donde uno debe oponerse a todo atisbo de corrupción, sea de quien sea, y no a querer destrozar todo cuando los resultados no nos gustan. (Comunicando Bosque y Cultura)