La aprobación de la ley sobre el pago a los docentes al 100% de su CTS que fuera aprobada por amplia mayoría en el Congreso es una justa y legítima realidad que debe retirar el docente al momento de la jubilación por cada año de servicio trabajado.
El ejecutivo de acuerdo a sus propias competencias hizo la observación respectiva y recomienda que este derecho magisterial sea pagado de una manera gradual, teniendo en cuenta que hasta la fecha, siempre el Estado pagaba el 14% de una manera tan miserable que los gobernantes de ambos poderes no hacían absolutamente nada para que esto se supere, tenían otras orientaciones para otros sectores que le inflaban el presupuesto al extremo o en todo caso el presupuesto se direccionaba para élites de grandes privilegios personales.
A partir de este año 2022 debe ser el 50%, el 2023 el 70% y el 2024 el 100%. En esta misma línea gradualista y económica, la deuda social a los docentes ¿no se merece acaso también un orden sistemático de pagos graduales y permanentes ya sea a través del gobierno nacional o del gobierno regional?
Lo imperativo es que se empiece a pagar de una manera justa y permanente hasta donde lo señala el monto total de pago de acuerdo a la resolución de cada docente y de otros docentes que deben estar saliendo sus resoluciones con sus montos respectivos.
En este orden de cosas, siempre se habla de una manera excluyente de otro derecho denominado refrigerio y movilidad, siendo esto una bonificación de acuerdo al decreto supremo Nº 025-85, que en teoría facilitaba el pago de 5 y 100 soles respectivamente.
Estos derechos lo contemplaban la Ley del profesorado, ley 24029 y su modificatoria ley 25212, con Decreto Supremo N° 019-90, establecía beneficios y algunas bonificaciones para los docentes activos y cesantes.
Conocido está que estos derechos, poco o ninguna importancia le daban los gobiernos mercantilistas y vendidos de Alan García, Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, PPK, Vizcarra; nombres de triste recordación que hicieron lo peor por el país y de manera particular a la educación le llevaron a la cola de los países.
Aquellos beneficios económicos de la fenecida ley del profesorado lo desplazaron inicialmente, la Ley de la Carrera Pública Magisterial, la 29062; luego fue desplazada por la Ley de la Reforma Magisterial la 29944.
SE CREARON FALSAS EXPECTATIVAS
Para ciertos entendidos, estas bonificaciones de refrigerio y movilidad se venían otorgando en forma mensual y que lo certificaba las boletas de pago. De ser cierta esta teoría, entonces ¿por qué se emprendió toda una campaña en demanda de estos derechos con costos económicos adicionales por parte de cada docente, creándole falsas expectativas sociales y económicas?
¿Dónde estaba el sindicato de aquél entonces en periodos de gobiernos que les mencioné? Optaron no salir al frente, ni aclarar el asunto y que el mismo sindicato debería haber asumido y debería seguir asumiendo la demanda por una educación de calidad y un trato económico digno no solo a través de ciertos derechos como la CTS que ya es toda una ley para ser pagada al docente al 100%.
La demanda de la deuda social debe ser a través de un solo lenguaje de exigencia, sin importar de dónde venga la presión y negociaciones. Tanto se venía hablando de los sindicatos en los últimos tiempos: EL SUTEP que no tiene más relevancia que su antigüedad que propició las condiciones para que nazca precisamente el FENATEP, que tiene como gestor y fundador al actual jefe de Estado.
Aparentemente todo esto podría ser un gran privilegio para la masa magisterial y una gran conquista lo que ni siquiera se aproximaba en los gobiernos anteriores. Si hoy algo viene consiguiendo el magisterio peruano, tampoco se puede ser mezquino, es producto de una gran fuerza de maestros en el interior del Congreso, lo que nunca en ningún gobierno tampoco se dio.
Los maestros conscientes y abnegados en su trabajo pedagógico, esperan mucho de sus colegas que ahora tienen que seguir demostrando que tienen no solo el gran privilegio de ser congresistas, sino el gran deber por la masa magisterial para que al final de los 5 años de gestión congresal tengan la satisfacción por lo menos para que digan que han cumplido el deber encomendado por el pueblo y la masa magisterial.