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jueves, marzo 28, 2024

PRIMERA PARTE: HOLOCAUSTO ECOLÓGICO PODEMOS EVITAR

Nuestro sistema climático y en agonía ecológica, ya nos tomó por costumbre el hábito de saber adaptarse a sus caprichos de calentura radiante y lluvia que imprevistamente se nos cae a remojar la árida tierra tropical que inmediatamente su humedad se convierte otra vez en dura cerviz arrugada que alocadamente levanta polvo tras el aire que aún por lo menos algo tenemos para respirar.  

Nuestros ríos de la zona embravecidas no hace poco, hoy bajan sus aguas melancólicas y resignadas a su suerte de no poder correr con más fuerza y bravura como en los tiempos allende los ríos: río Huallaga pareces detenida en el tiempo con la complicidad tal vez de tu propia responsabilidad de haber visto a decenas de humanos que te pedían auxilio con pena y desesperación mientras tus fuertes aguas se les iba llevando; se iban sumergiendo más a fondo mientras tus inclementes aguas los arrastraba.  

Tú también río mayo pareces ya en camino a languidecerse más y más. Tampoco eres la niña inocente en este torbellino de tus aguas crecidas en el pasado que llevabas sin piedad a gente que confiaba supuestamente tu gentileza y bondad para permitirles tus aguas a través de canoas que buscaban la estrategia de pasar de una banda a otra banda.  

Tú, rio mayo, languideciendo ya tus aguas, tampoco te compadecías de la gente, les volteabas oh maldita corriente con bravura en aquel entonces.  

Qué decir del bendito cumbaza, 10 años atrás nomás con gritos espumeantes bajaban sus aguas dejando un ambiente fresco y frío en el entorno del distrito de Morales. Con grandes anhelos esperaba yo que llegue la noche y en la cómoda tranquilidad de mi mente me sentaba en mi cómoda batuca a un costado de la vereda de mi casa: ¡qué alivio el sonido que las aguas limpias de aquél entonces transmitían su bravura! ¡Y qué alivio además la brisa que te refrescaba la mente y el corazón más que el dañino aire de hoy, artificial y acondicionado!  

Estos lugares recreativos de corrientes de aguas que con bravura y mucho celo refrescaban a la gente que acudían a zambullirse en los abiertos brazos espumeantes, hoy, tú mismo oh bendita agua, oh benditas corrientes de aguas del rio Huallaga, rio mayo y cumbaza, lloran ustedes también la ausencia de millares de brazos que ya no sienten la calentura de los abrazos humanos.  

Ustedes también son los responsables, por los varios momentos que han sido testigos del auxilio que pedían con gritos de lamento humano. Lamentablemente caídos en tus olas bravuconas, ustedes se reían… ¡sí se reían! Mientras los veían morir. Qué les costaba con sus olas poderosas de aquel entonces, haberles botado al canto del río, aunque sea con odio; pero botados al fin para ser salvos.  

Se dan cuenta oh ríos benditos de nuestra zona de San Martín, y qué decir de los demás ríos de la amazonia, el oriente y medio oriente. También vienen sintiendo la pegada, se están acabando, se están secando. Ahorita hay jolgorio todavía. Reciben tus aguas a miles y miles de bañistas; los bañistas a su vez, sienten el jolgorio de zambullirse. Pero ya nada es igual.  

Si los árboles se van cayendo miles y miles diariamente sin reponerlos a ninguno de ellos; si la ambición se va engrandeciendo, como es nuestra realidad de hoy, todo indica que, sin ningún milagro, como lo hizo Dios al secar el Mar Rojo para que pase el pueblo de Israel conducido por Moisés, nuestros ríos se verán obligados a desaparecer, no para que pase la gente sin dificultad de un lugar a otro, sino, ese momento será el holocausto total, lo que hoy estamos en camino a ese fin.  

Los niños de hoy lloran sin saber lo que está por venir. No llores hijo mío, -le dice- un padre de familia, a su menor hijo-, vivamos en paz, no tiene sentido que vivamos en tensión el presente. Basta que suframos la codicia y ambición del humano de hoy…pero, no llores mi querido hijo, -el menor seguía llorando-, no encontraba explicación y consuelo de su padre.  

-Querido padre -le dice el menor a su progenitor-, -qué mi querido hijo-. El padre percibe que su hijo algo terrible está por decirle. El padre saca está conclusión, porque en horas de la noche, había soñado gigantescos ríos que se desbordan y que la gente corría apresuradamente para que las aguas de los ríos desbordantes no se las lleven.  

El niño tiene 9 años, -papá- le dice al progenitor-, en estos momentos estoy viendo una visión: miles de ciudadanos a lo largo del país se están reuniendo con el líder de cada pueblo, quieren ver de una vez por todas, cambios de verdad en cada uno de los lugares donde viven.  

Discuten los ciudadanos con los líderes. No encuentran la manera correcta para arribar a conclusiones precisas y convincentes. Proponen que las soluciones de tantos problemas, se den, pero se den en el acto. El niño expele algunos gritos; empieza a ver otros escenarios. Algo terrible va observando.  

CONTINUARÁ SEGUNDA PARTE.   

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