Por: Genaro del Carpio
Especialista en Gestión Publica
Lo primero que se debe saber es que la corrupción es un tema de hace siglos, la idea no es acabar para siempre con ella porque eso es casi imposible, la idea es combatirla para reducirla a un punto en que no le haga un daño terrible a nuestra sociedad. Una segunda pregunta seria ¿La corrupción venció la decencia? como alguna vez pregunto la periodista Diana Seminario.
Tenemos la obligación de contestar con un NO rotundo. Porque si no pensamos así, pasaríamos a ser un Estado fallido y eso no lo podemos permitir quienes todavía nos consideramos la reserva moral de nuestra patria. Es evidente que los últimos 6 presidentes (incluido el actual por sus evidentes sospechas de actos no transparentes) han dejado y dejan un legado que ningún país del mundo actual ha pasado, lo cual aboga en favor de los que piensan que no tenemos remedio.
La tercera pregunta seria ¿no hay nada que hacer?, la respuesta es un SI rotundo. El tema pasa no necesariamente por congresos anticorrupción y otros similares, sino por aterrizar y ejecutar propuestas que innumerables instituciones han sugerido pero que el gobernante de turno no le conviene cumplir. Estamos pasando de una asolapada y escondida forma de corrupción que finalmente fue descubierta no por nosotros, sino por autoridades fuera de nuestro país, a una forma actual de corrupción abierta con una modalidad que busca y desea convencer a la población de su nula eficacia política, es decir, el grado de influencia de la persona sobre lo que sucede en su entorno, esto es, la capacidad de incidencia del ciudadano sobre la política y sobre los hechos políticos que le afectan e interesan
Nos están llevando a un estado psicológico que resulta del convencimiento de que los acontecimientos que suceden a su alrededor entre ellos la corrupción, son incontrolables e independientes de su propia acción voluntaria, en consecuencia, un régimen de orientación totalitaria como el que nos quieren imponer actualmente, persigue un piso en el cual la resignación y la actitud pasiva pueda profundizar su modelo de dominación.
Volvemos a la primera pregunta, La corrupción ¿es un eterno problema?, la respuesta está relacionada directamente con las acciones y ejecuciones que cada gobierno ejecute. Si se toman decisiones rápidas, honestas y con coraje, entonces la corrupción podrá ser eterna, pero con niveles de daño a la sociedad manejables, lo contrario, seguirá siendo eterna, pero convirtiendo a nuestra patria en lo que ahora representan algunos países vecinos que no vale la pena mencionar.
La lucha contra la corrupción no se reduce a leyes, ni conferencias nacionales e internacionales, tampoco a la labor única de fiscales, jueces, parlamento o defensores del pueblo. Esta lucha está condicionada a que exista una expresa voluntad política del gobierno de turno y la ciudadanía perfectamente organizada que no deje espacio a la impunidad