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viernes, abril 26, 2024

Ideario del Liberchistrismo

Defendemos nuestra libertad.

Nuestra libertad de intoxicarnos con un Cheese Tris y sus generosas dosis de grasas trans. Nuestra libertad para no vacunarnos y alentar más mutaciones con las consiguientes olas de contagio. Nuestra libertad para elegir lo que queramos e invalidar las elecciones ajenas cuando no nos gustan. Nuestra libertad para alegar fraude y luego pedir la vacancia de un presidente que a todas luces es un improvisado rodeado de aprendices en el arte del robo al Estado, pobres imitadores de esos grandes artistas del engaño que tanto admiramos y defendemos. Tenemos derecho a nuestra libertad como no la tienen las mujeres e incluso niñas que pretendemos forzar a ser madres. Esa libertad que tampoco ejercen quienes aceptan cualquier trabajo mal pagado porque, de lo contrario, a la hora del almuerzo nadie come. Para lo que nos interesa…

No nos interesa la libertad de quienes son diferentes por cuestiones étnicas, de género u orientación sexual, por procedencia o por lo que fuese. Defendemos la libertad, la única libertad que interesa: la nuestra. La de ese grupúsculo de gente privilegiada que no entiende el porqué ya no se considera correcto blandir el estatus que nos confirió nacer en un entorno donde nadie quiso ser pobre (es obvio que la pobreza no responde a un problema estructural sino simplemente al deseo y voluntad de cada quien). Somos privilegiados, seámoslo siempre.

Nos hacemos llamar libertarios cuando no lo confundimos con liberalismo y, de hecho, nos es imposible realizar una definición exacta de tal ideología. Tampoco podemos definir comunismo. En última instancia, nos conformamos con etiquetar a todo lo que difiera de nuestro limitado pensamiento con el mote de “comunista”, “caviar” o “cojudigno”. Da igual. La idea es fustigar a esos desgraciados que, creyéndose muy dignos, nos condenaron a una dictadura que nos prohíbe ingerir tósigos. ¡Ni en Corea del Norte! Entiéndalo rojetes, el mercado es libre de intoxicar hasta a nuestros niños.

Por culpa de la dignidad, estamos mal. Con la ‘chika’ esto no pasaba. O si pasaba, la gran prensa no andaría así de intensa. Con ella todo se negocia y prevalece la libertad que verdaderamente importa: la de los grandes capitales. Una economía justa es la utopía absurda que nos conduce a la quiebra. Nunca diremos que en el resto de Latinoamérica – y en buena parte del mundo – la inflación y la devaluación de monedas locales es noticia a diario. El gobierno lo hace tan mal que parece ser enteramente su culpa. Y, de hecho, con su acción e inacción agrava la situación frente al difícil panorama internacional. Claro, nosotros contribuimos lo necesario generando un clima de inestabilidad e incertidumbre. Las amenazas de vacancia no producen asistencia a las marchas que convocamos (pese a ofrecer pagos y movilidad a los asistentes) aunque sí consiguen que el dólar vuelva a subir. Castillo lo hace mal y nosotros lo empeoramos. El Perú… ¿a quién le importa?

Defendemos nuestra libertad.

Nuestra libertad de imponer una maniquea y cortísima visión del país.

Nuestra libertad de ser tan estúpidamente egoístas como queramos.

Sí. Los libertarios “cheese tris” tenemos más en común con nuestros antagonistas de lo que nos gustaría aceptar pero avanzamos… quién sabe a dónde.

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