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viernes, marzo 29, 2024

¡SÍ SE PUEDE!!! Alta voluntad de superación e imaginación: Con altoparlantes, los alumnos reciben clases La educación en comunidad indígena

Instalan altoparlantes para emitir clases en comunidades sin Internet ni señal de televisión, para que los niños, niñas y adolescentes accedan a la educación a distancia.
La pandemia es una barrera, pero también una oportunidad para la reinvención del proceso educativo de los estudiantes indígenas, basada en sus realidades.

Una de las cosas que más disfruta Richard Guimaraes Camayo de vivir en su comunidad, es estar con sus amigos y jugar fútbol. Y ambas cosas sucedían principalmente en la escuela. Pero desde la llegada de la pandemia, todo cambió en Nuevo San Rafael, en su pueblo donde vive este adolescente de 15 años.

“No podíamos conversar con nuestro profesor y me sentía muy triste y preocupado. No podemos vernos, no podemos hacer los trabajos en grupo”, se lamenta.

El coronavirus golpeó con fuerza a su comunidad: a poco de ser diagnosticado el primer caso. Richard es el segundo de cinco hermanos. Recuerda que el primero en enfermar de COVID-19 en su familia fue su padre; le siguieron él, su mamá, y finalmente su hermana pequeña.

En Nuevo San Rafael las casas están, en su mayoría, abiertas -no tienen cercos ni paredes que las separen por completo una de la otra- y el uso del espacio común como la cancha de fútbol, las chacras o los espacios donde las mujeres bordan y diseñan, es cotidiano. Es ahí donde conviven las familias, donde se encuentran los niños y niñas para jugar, y donde Richard y sus amigos conversan. Con la pandemia, quedaron en silencio, la escuela cerró sus puertas, todo era miedo.

Algo similar ocurrió con el colegio secundario de la comunidad, cuyas puertas permanecen cerradas. Los salones vacíos y con sillas desparramadas que solían recibir a unos 40 estudiantes como Richard.

Tras meses de silencio, recientemente, la campana de la escuela volvió a sonar. El desafío de aprender en casa.

Declarado el Estado de Emergencia y clausuradas las escuelas por la pandemia, el Ministerio de Educación puso en marcha Aprendo en Casa, una estrategia nacional de educación remota para niños, niñas y adolescentes.

El estado y organizaciones del exterior aconsejaron a las autoridades para desarrollar la estrategia de modo que responda a las necesidades de las y los escolares que viven en comunidades rurales e indígenas.

En nuestro país se hablan 48 lenguas originarias, y las clases de Aprendo en Casa están disponibles en español y nueve lenguas originarias.

“En la zona rural de nuestro Perú existen aproximadamente 1.200.000 estudiantes y de estos, 500.000 pertenecen a pueblos originarios. Por ello, a través del canal de la radio, hemos decidido trabajar y brindar el servicio en educación intercultural bilingüe”, explica Nora Delgado, directora de la Dirección General de Educación Básica Alternativa, Intercultural Bilingüe y de Servicios Educativos en el Ámbito Rural.

Las lecciones de Aprendo en Casa, se publican en una plataforma web y se emiten por televisión y radio. Pero en las comunidades nativas de la selva peruana, como en otras comunidades, los niños, niñas y adolescentes difícilmente podrían acceder al Internet ni a la televisión. Y si bien existe señal de radio, “hay muy pocas familias que tienen radios y si tienen, son muy pocos lugares a donde llega la señal, no hay energía eléctrica las 24 horas del día y la mayoría de las familias vive en pobreza y pobreza extrema, lo que les impide adquirir un aparato”, señala Nora Delgado.

Estos problemas afectan a muchos niños y adolescentes en las zonas rurales, haciéndolos particularmente vulnerables a retrasos y a la deserción escolar.

En respuesta, UNICEF entregó cuatro altoparlantes a las autoridades locales para ampliar el acceso a los programas educativos difundidos por radio. En septiembre, la bocina llegó a Nuevo San Rafael, cambiando la vida de Richard y los demás jóvenes de la comunidad.

Enseñar desde al árbol más alto

En Nuevo San Rafael escogieron uno de los árboles más altos de la comunidad junto al comedor de la escuela para instalar el altoparlante. A su alrededor, los estudiantes se juntan por turnos y en pequeños grupos para escuchar el contenido de las distintas materias.

Imaginación ante la adversidad

Emitir las clases grabadas es todo un desafío en esta comunidad: los archivos con las sesiones se copian en una memoria USB. Una vez allí, se pone en funcionamiento un pequeño motor de energía eléctrica comprado por los propios padres y madres de la comunidad, se conecta el USB y la voz de los maestros se escucha en casi todos los rincones.

Es cierto que escuchar las clases a veces no es suficiente y que para los estudiantes es importante hacer preguntas y recibir acompañamiento docente. Pero los estudiantes de San Rafael tienen la suerte de que uno de sus profesores viva en su comunidad y acuda cada día a realizar un trabajo comprometido con su aprendizaje y desarrollo.

La instalación del altoparlante hizo que la vida de Richard retomara cierta normalidad: puede continuar sus estudios, encontrarse con sus compañeros y realizar tareas grupales. Retomar el contacto con el sistema educativo es importante no solo para evitar retrasos sino también para prevenir la deserción escolar. Y para este adolescente, además, una forma de proyectar un futuro mejor: “Cuando termine mi colegio, yo quiero seguir estudiando en una universidad para ayudar a mi familia, a mi comunidad” anota desde su humildad el joven alumno Richard Guimaraes.

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