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jueves, marzo 28, 2024

¡Quítate el disfraz!

Muchas personas viven tratando de mostrar su mejor versión. Tras un maquillaje, ropa nueva y una frase filosófica, hacen su desfile en redes sociales, exponiéndose como la perfección hecha persona. Para todos ellos, la noche de Halloween les cae como anillo al dedo, pues es la fecha perfecta para ser quién desee ser, desde el monstro más maquiavélico hasta un conejito de pascua.

A gran parte de la población les encanta divertirse en Halloween y disfrutan poniéndose una máscara. Les encanta fingir durante un tiempo concreto del año lo que no son, evadir en la piel de otro personaje y encontrarse en otras facetas de la realidad y la fantasía, y eso resulta realmente excitante.

¡Cómo nos gusta disfrazarnos! ¡Cómo corremos a escondernos detrás de un disfraz para imaginar otra vida, otra forma de ser y de estar! Pero ¿Qué sucede cuando utilizamos las caretas de manera constante en nuestras vidas? Los demás ven lo que somos en ese disfraz, una imagen que trata de mejorarse públicamente, muchas veces por miedo a estar solos o simplemente por seguir patrones sociales, nos ocultamos tras disfraces más o menos trabajados.

Nos esforzamos en fingir. Nos parece mucho más sencillo vivir en superficialidad, por eso los disfraces abundan en todos los sectores del país. Y es que si no nos encantara mostrarnos tal cual somos, no tendríamos las autoridades que nos representan, aquellas que mostraron su mejor careta y tras ganar, se la sacaron y la guardaron bajo siete llaves, procediendo a mostrar su rostro real, el cual resultó ser un total desastre, nada que ver como cuando se disfrazaban.
El tiempo termina por hacer caer cualquier disfraz, incluso a los más trabajados y sofisticados. La verdad sale a la luz y la realidad se hace presente.
Recurrimos a máscaras cuando nos da miedo la realidad. Es por eso que mostrarse tímido es por el miedo a enfrentarse a ciertas situaciones. Mostrarse débil es por miedo a tomar las riendas de algo. Mostrarse fuerte es porque se quiere impresionar a alguien y hasta hacerse la víctima, es para buscar que nos solucionen las cosas.

La realidad tira los disfraces a la basura, el maquillaje sólo dura unas horas. Las máscaras de la vida son las caretas que se usan para aparentar lo que uno no es y esas se sanan cuando nos aceptamos y decidimos ser auténticos.

Podemos camuflarnos con algún disfraz, pero eso no durará más tiempo. Por eso nada mejor que vivir con autenticidad y si quieres disfrazarte, aprovecha el 31 de octubre y ponte el mejor disfraz, disfruta ese día, pero luego vuelve a la realidad, porque no es sano vivir en el disfraz de otro personaje.

Escoge muy bien el disfraz que te vas a poner en este Halloween, no vaya a ser que te guste y no te lo quites terminada la noche.

Y recuerda “Las mejores fiestas son sin disfraz”

 

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