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jueves, abril 25, 2024

El Perú nos convoca a un pacto por la vigilancia ciudadana

“Ha llegado el momento de la curación de las heridas. Ha llegado el momento de salvar los abismos que nos dividen. Ha llegado el momento de construir”. Nelson Mandela

Aunque los candidatos anunciaron que esperarán los resultados finales, e incluso la misma Keiko Fujimori dijo que los respetaría, la candidata habló en una conferencia de prensa de “indicios de fraude en la mesa”. Sin embargo, no mostró hechos contundentes.

Por el contrario, las organizaciones de la sociedad civil expertas en temas electorales, como Transparencia, así como la Misión de Observación Electoral de la OEA, y la Misión de Observadores de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE) han reconocido que el proceso fue organizado de manera correcta y de acuerdo con los estándares nacionales e internacionales.

La denuncia de la candidata de Fuerza Popular recuerda su actitud del 2016, cuando perdió contra Pedro Pablo Kuczynski, y echa más fuego a la polarización que vive el Perú, en unos comicios marcados por campañas de desinformación, miedo y odio.

Necesitamos de la convocatoria a la más amplia unidad nacional de todos los sectores del país, sobre todo luego de conocerse los resultados preliminares de la segunda vuelta, que nos revelan un país partido en dos mitades. Esas dos expresiones electorales están obligadas a encontrar alguna manera de convergencia, un nivel de entendimiento.

Iniciar una larga ronda de diálogos para encontrar espacios de reformas que posibiliten cambiar radicalmente el actual Estado que, no obstante manejar los mayores recursos de la historia republicana, ha sido incapaz de proveer servicios, construir carreteras, escuelas o postas médicas. Es decir, ha sido incapaz de redistribuir la riqueza que aporta el sector privado a través de los impuestos.

Durante la pandemia el fracaso del Estado llegó a niveles inaceptables, que se reflejan en el triste récord mundial de más de 180,000 muertos, la más alta de tasa de mortalidad planetaria.

El país requiere de la participación de sus hijos para responder juntos a la recuperación económica, la lucha contra el Covid 19, impedir que el hambre se incremente, generar empleo, mejorar los aprendizajes educativos, entre otros. Por eso es importante la unidad curando las heridas generadas por el enfrentamiento. Ciertamente que no resultará fácil, pero es el único camino.

Importa en este camino aceptar que el malestar del país es responsabilidad de los corruptos y también de nosotros, pues en muchos casos con nuestro silencio hemos facilitado que los malos triunfen.

Ingresamos a otro momento, en el que los cambios requeridos nos convocan y empiezan en nosotros mismos.

“Perdónate, acéptate, reconócete y ámate, date una nueva oportunidad, recordar que tiempos que vivir contigo mismo para siempre”, esta lectura nos invita a la realización de una autocrítica histórica, trabajando por la inclusión, por la práctica de valores, ejerciendo la vigilancia contra la corrupción en la vida diaria; dejando de señalar con el dedo acusador solo a otros de nuestros errores traducidos en males.

Al participar en la vida política y social hemos aprendido una gran lección: ejercer nuestra ciudadanía. Sin embargo, el “triunfo” o “derrota” de nuestras apuestas no debe atarnos a un futuro incierto.
Es momento de cambiar aun sabiendo que el primer paso no nos llevará donde queremos ir, pero nos sacará de donde estamos. Enterremos nuestros lamentos y equivocadas diferencias y tras un pacto de vigilancia ciudadana, dejando atrás los extremos sean individualistas o colectivistas, volvamos a reencontrarnos en la ejecución de un mismo sueño entendiendo el valor real de la complementariedad. Hoy, el Perú nos convoca.

 

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