Con tan solo un ligero vistazo en las redes sociales; es necesario evidenciar que el crimen sucedido en San Miguel del Ene en la zona del Vraem – Valles de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro; a entrado en el marco de una agresiva politización en la campaña de la segunda vuelta.
Por un lado, hay algunos que sostienen que la masacre fue realizada por narcotraficantes y por lo tanto se debe, esquematizar a los colaboradores políticos de una candidata.
Por otro lado, están los que manifiestan que la barbarie fue de autoría senderista, y por la misma razón, se debe estigmatizar a los colaboradores políticos de un candidato.
¿Se han dado cuenta del nivel de polarización que se encuentra sumergida la sociedad peruana? Ya hemos escrito antes; sobre la anti-elección, anti-campaña, anti-voto pero no pensaba que eso llevaría a muchos a un fanatismo, rivalidad descontrolada por captar votos, dejando de ver los problemas de fondo.
Debemos todos condenar el crimen, ya sea una masacre de narcotraficantes, una barbarie senderista o un tiroteo de extranjeros; miremos que hace poco como inmigrantes venezolanos se peleaban a balazos en la pujante Lima Norte.
Y es que la naturaleza del crimen, no debería conocer de colores políticos, así como no conoce de sexo, condición económica o geográfica, porque el crimen sucede contra personas que trabajan del día a día, familias enteras han llorado a sus muertos y esa no ha sido la razón para una partidización desenfrenada.
Entonces, como problema público debería más que llamarnos la atención, tener muestras de solidaridad colectiva, y donde cada uno pueda hacer su tarea en el lugar donde le corresponda.
Tarea pendiente la implementación de políticas públicas, que sean holísticas, donde se permitan investigaciones eficientes, intervenciones inteligentes, penas contundentes, cárceles que reformen y que todo el ciclo del delito sea repensado de una manera integral.
También es necesaria contar con mayor presencia del estado en zonas alejadas como pasa en el Vraem, y en muchas otras zonas fronterizas de nuestra selva y sierra. No puede ser posible que niños con anemia y DCI solo se alimenten con yuca, plátano y tomando café; que los agricultores no tengan carreteras para sacar sus productos; que las familias no tengan postas de salud y mucho menos agua potable.
¿Se dan cuenta de lo complejo del problema público? Y eso que también deberíamos abordar la falta de coordinación del estado, en sus distintos niveles y sectores. Muchas veces se presentan algunas ambigüedades en la delimitación de competencias y la responsabilidad del presupuesto efectivo para intervenir en zonas de emergencia.
Entonces está demás decir que politizando el crimen no vamos a solucionar los temas estructurales de esta materia, porque todos sabemos que la elección pasará, se acabarán las pintas, los mítines, los debates al menos por un tiempo, pero los temas que en verdad importan ¿Para cuándo?