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viernes, abril 19, 2024

Vacunas: Rusia, China y un gobierno inútil

Por: Carlos Cabrera Oliva

Está claro, si no son chinas (las vacunas) y del laboratorio Sinopharm, no me interesa. Esto en la práctica es lo que nos está diciendo el gobierno y trata de justificar su posición en la falta de oferta en el mercado y en la calificación de estafadores, como ahora adjetiva el presidente Francisco Sagasti, a los intermediarios privados que ofrecen traer en siete días las vacunas Sputnik V a nuestro país. Al final el gobierno se enreda en su propio laberinto que por todos lados huele a corrupción.

Las preguntas están ahí ¿Por qué no se cerró el contrato con el laboratorio Pfizer y se encajonó el acuerdo para dar pase a la vacuna china? ¿Por qué se aceptó donaciones de vacunas y otros implementos, valorizados en 800 mil dólares, por fuera de los ensayos clínicos y que se usó para inocular clandestinamente a un grupo de privilegiados encabezados por el ex presidente Vizcarra?

¿Por qué se dejó de lado y se puso todas las trabas posibles a otros laboratorios para registrar sus vacunas en la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas – DIGEMID?, ¿Por qué  se compró las vacunas chinas al doble del precio de otras que, incluso, son de mejor calidad? Estas son las interrogantes que el presidente Sagasti y su gabinete no responden y que sus medios amigos tampoco preguntan.

Lo que ha dicho Sagasti es que quienes están ofreciendo comprar las vacunas para el sector privado son estafadores, luego de que el reputado abogado Pinkas Flint, hiciera pública una carta que envió a su despacho a fin que permita la importación para el que sector empresarial se sume y fortalezca la vacunación en el país. Esto generó una reacción inmediata del coro mediático que respalda al gobierno de turno, así como lo hicieron con Vizcarra.

Al final, esta partida la están jugando en otro nivel. Los rusos están peleando mercados a China y le está mostrado los colmillos. Perú es un país dónde se desarrollan más de cien ensayos clínicos de diversos tipos de medicamentos, además de vacunas. Es parte de una cadena multimillonaria de grandes laboratorios del mundo.

Ese es el negocio que se pone en riesgo por el Vacunagates. Los rusos no dicen que la carta de Flint es falsa sino que aún no fue registrada en el ministerio de salud de ese país. Tampoco niegan que pueden vender sus vacunas a privados. Si el gobierno da luz verde para que el sector privado pueda importar, los rusos inscriben las  cartas que sean necesarias.

Lo lamentable es que estos temas se ventilen de esta forma, como si no tuviéramos cancillería. Que daño le hicieron a la diplomacia peruana  los sucesivos escándalos que se tapan por consideraciones políticas menudas.

Los embajadores, como el de Rusia, ponen al costado a Torre Tagle y asumen directamente, a través de medios de comunicación, asuntos que normalmente tendrían que verse en el espacio de las relaciones bilaterales. Lo cierto es que hoy tenemos al laboratorio chino Sinopharm con trato especial, a Rusia dispuesto a vendernos su Sputnik V y a un gobierno inútil tratando de cubrir su incompetencia.

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