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jueves, marzo 28, 2024

EN EL ARTE DE NARRAR: “LAS ADVERSIDADES”, “CAZANDO MARIPOSAS”

Tan antiguo como la misma humanidad, el cuento brota como por generación espontánea y crece como la yerba en las tradiciones culturales de todos los pueblos, convirtiéndose en bellas manifestaciones literarias que recoge además la sabiduría popular transmitida de generación en generación, donde lo extraordinario y lo fantástico ayudan con más énfasis a interpretar la realidad, haciendo más clara la enseñanza. No nacieron en las academias sino en el imaginario popular. De allí su lenguaje breve, claro, directo que consigue seducir y cautivar al oyente o lector, ya que desarrolla un tema a partir de un hecho preciso para lograr así, fines recreativos y hasta aleccionadores. Decir “moraleja” resulta demasiado serio y ajestado y le resta sabor artístico a lo maravilloso de muchos de estas historias que de todos modos, transmiten valores, principios y enseñanzas de alcance universal.

Puedes graduarte y obtener un título de ingeniero, abogado, médico, profesor, pero no existe – ni existirá el de poeta, escritor cuenta – cuentos. Estos pertenecen más a la intuición y a la fantasía que a lo académico, al saber popular. He aquí dos muestras de ello:

En el primer caso, dentro del contexto fabulesco, sorprende la sencillez y veracidad del relato. Mírate en el espejo de tu conciencia, transcurrir, deslizarse el rio de tu vida y aprende.

En el segundo, el manejo de lo maravilloso y fantástico del cuento chino se encarga de sugerir en forma altamente poética, las peligrosas trampas que tienden hermosas mujeres valiéndose de su astucia y aprovechando su delicadeza y falsa feminidad. No seas tonto, se precavido:

LAS ADVERSIDADES
Un día, un joven se arrodilló a orillas de un río. Metió los brazos en el agua para refrescarse el rostro y allí, en el agua, vio de repente la imagen de la muerte. Se levantó muy asustado y preguntó:
– Pero… ¿Qué quieres? ¡Soy
Joven! ¿Por qué vienes a buscarme sin previo aviso?
– No vengo a buscarte – contestó
la voz de la muerte – Tranquilízate y vuelve a tu hogar, porque estoy esperando a otra persona. No vendré a buscarte sin prevenirte, te lo prometo.
El joven entro en su casa muy contento. Se hizo hombre, se casó, tuvo hijos, y así siguió el curso de su tranquila existencia.
Un día de verano, encontrándose junto al mismo río, volvió a detenerse para refrescarse. Y volvió a ver el rostro de la muerte. La saludó y quiso levantarse. Pero una fuerza lo mantuvo arrodillado junto al agua. Se asustó y preguntó
– Pero ¿qué quieres? – Es a ti a quien quiero – contestó la voz de la muerte –. Hoy he venido a buscarte.
– ¡Me habías prometido que no vendrías a buscarme sin prevenirme antes! ¡No has mantenido tu promesa!
– ¡Sí te he prevenido!
– ¿Me has prevenido?
– De mil maneras. Cada vez que te mirabas al espejo, veías aparecer tus arrugas, tu pelo se volvía blanco, sentías que te faltaba el aliento y que tus articulaciones se endurecían. ¿Cómo puedes decir que no te he prevenido?
Y la muerte se lo llevó hasta el fondo del agua.

CAZANDO MARIPOSAS.
Lin yu caminaba esa mañana por el bosque de juncos buscando mariposas para llevar a su amada. Una telita con forma de cono, sostenida por una larga madera, era el arma de Lin yu llevaba para lograr su objetivo.

Pero esa mañana, curiosamente, ninguna mariposa se mostraba en su camino.

Cuando Lin yu se cansó de buscar, se sentó en un árbol caído y esperó agitado un señal que le indicara el paso de una de sus perseguidas.

Un aire fuerte, como un soplido, rozó su oído derecho. Se dio vuelta y encontró una mariposa extraordinaria. Era de tal tamaño de todas, quizá un poco más grande, pero tenía forma de mujer. Sus cabellos negros como el carbón volaban con el viento, enormes senos subían y bajaban, hermosas piernas se sostenían en el aire, los brazos delgados hacían maravillas mientras un rostro tierno, con ojos soñadores y unos labios carnosos, le observaba, parecía divertido.

Lin yu impulsivamente apoyó firmemente su mano en la vara y quiso llevar la trampa hacia donde estaba su presa, pero algo lo detuvo. Pensó que podía lastimar las alas de una mujer mariposa tan hermosa como la que tenía enfrente.

Ese ser tan hermoso, tan seductor, le hizo gestos de reprobación con sus ojos y le pidió con las manos que se acercara, porque quería decirle algo.

Lin yu no creía lo que estaba viviendo. Lentamente y con mucho recelo fue hacia ese cuerpecito tan tierno que tenía enfrente y casi apoyó su oído en el rostro de la mariposa.
– Hola – le dijo ésta.
– Hola – le dijo él.

Esa mariposa se apoyó cálidamente en los pómulos de Lin yu, rozó su terso cuerpecito en los labios asombrados del joven, se alejó muy poco haciéndole cosquillas con las alas, le sonrió seductoramente, abrió su boca y se lo comió.

Cuando vayas al bosque de juncos de la China, ten cuidado con la princesa de las mariposas, su plato favorito son los hombres.

 

 

 

 

 

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