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viernes, abril 19, 2024

La falta de autoridad es en parte de la informalidad, pero también la “distancia que nos separa”

El confinamiento, no debe ser argumento para el “sálvese quien pueda” La situación de guerra sanitaria que exige unidad. No puede ser de otra manera. El Perú se encuentra en la segunda ola de la Covid-19 en el sexto puesto mundial en mortalidad por millón de habitantes.

Esto se puede agravar ubicándonos en el primer lugar de esta trágica lista -como sucedió durante la primera ola-, si es que no se toman medidas en un contexto de unidad y no de confrontación.

Autoridades y ciudadanía en todas las provincias, en cada distrito y centro poblado de San Martín debemos actuar de tal modo que los esfuerzos estén a la altura de esta tragedia donde la muerte nos toca la puerta.

Pero esta unidad debe basarse en la solidaridad; las fuerzas políticas que aspiran a gobernar el país no deben enfrascarse en una campaña electoral “normal” en la que confrontan entre ellas mientras peruanos y peruanas mueren todos los días a causa del virus.

Para enfrentar la segunda ola, la unidad que proponemos debería centrarse en aspectos como: RESPETAR Y CUMPLIR LAS DISPOSICIONES SANITARIAS, que los ingresos terrestres a la región minusiosamente controlados por la FF.AA. y la PNP, el ingreso por el norte, el sur y el oriente. Aguas Claras en Rioja, Madre Mía en Tocache y el Pongo de Caynarachi en Lamas.

El sector Salud, hace su trabajo, pero es clave redoblar su acción y presencia EFECTIVA en los CENTROS DE SALUD Y POSTAS MÈDICAS de TODOS distritos de San Martín.

Sin embargo, la unidad no debe ser una coartada para un aprovechamiento privado se aproveche nuevamente con el tráfico de oxígeno y la especulación de medicamentos en las farmacias, es aquí donde se necesita EFECTIVIDAD Y COMPROMISO del MINISTERIO PÙBLICO, LA DEFENSORIA, INDECOPI, LA DIGEMIT para no quedarnos en el cierra puertas de la LEY DEL MERCADO y bajo ese manto “sacro santo” del mercantilismo quedarnos inoperantes.

Tenemos problemas estructurales a resolverse en el largo plazo como la pobreza y la informalidad laboral urbana –se dice la más alta de América Latina que llega al 73%- que deben tomarse en cuenta al aprobarse medidas como el confinamiento y la distancia social, pero eso no debe ser argumento para el “sálvese quien pueda”.

Algunos de estos problemas se pueden aminorar y ello requiere planes y mayor gasto, como la creación de un Sistema Unificado de Salud Pública para más adelante. Esto debe ser un compromiso suscrito por todas las fuerzas políticas.

En cuanto a la estrategia, el actual gobierno no debe verse como “gobierno de transición” y, ahora con la segunda ola, pasar a ser “gobierno de emergencia sanitaria”. Debe ser las dos cosas y prepararse para controlar la pandemia para hacer una trasmisión de mando ordenada y pacifica el 28 de julio del 2021.

El Ministerio de Economía y Finanzas dejar de actuar como una isla privilegiada que define sin consultar a sus propios objetivos y de acuerdo a prioridades de tecnócratas de mercado y grandes empresas privadas. Es mejor tener una lectura social, de campo, de calle y adoptarlo, antes de que sea demasiado tarde y el gobierno pierda autoridad y se generen episodios de ira popular que complicarían aún más la emergencia e incluso amenazar la transición democrática.

Finalmente, todos los esfuerzos son bienvenidos, además, se debe incluir a la “otra sociedad civil”, aprovechemos organizaciones como las juntas vecinales, comedores populares, ollas comunes que tenemos en toda la región, aquí la presencia de los programas sociales es clave.

Tenemos una nueva prueba por delante, sólo la solidaridad y la unidad nos dará la fortaleza para enfrentar este monstruo.

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