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jueves, abril 18, 2024

Washington Freitas Ayachi

Los ciudadanos valiosos son aquellos que transitan por la vida sin hacer mucho ruido, pero que dejan huella. Y es necesario rescatarlos porque ellos pueden no haber escrito un libro pero sus vidas siempre serán un ejemplo. Pueden haber tenido tropiezos en sus vidas y nunca dejarán de ser referentes. Pueden no haber tenido poder político pero nunca dejarán de ser respetables. Porque ellos han construido una marca en base a su conducta. Y sus vidas terminarán siendo obras maestras. Y esa es la vida de don Washington Freitas Ayachi, ciudadano cabal y chazutino a toda honra.

A sus noventa años (Chazuta, 25.12.1930) don Washington Freitas sigue siendo esa persona lúcida que guarda en su memoria casi un siglo de la historia de un pueblo y que aún recuerda las anécdotas y los dramas que suelen suceder. Y los relata por haber sido testigo vívido y protagonista de casi todos esos hechos. Sin embargo, desde mi interés personal, me intrigó siempre su maestría en la guitarra, habiendo sido tocado por los dioses para tañer las cuerdas de ese instrumento maravilloso y arrancarle los acordes de los huainos y los valses que tanto me gustaban. Como guitarrista, fue el líder de esa orquesta con don Ambrosio Reátegui Villanueva, en el Jazz Band, y el todavía joven “Aranaca” que tocaba las maracas. Aprendió la guitarra por propia iniciativa y a los doce años construyó su primera mandolina. Don Eduardo Shapiama, que también ´tocaba’ la guitarra, al retornar de la guarnición de Iquitos, le trae una mandolina, fabricado por la casa Alejandro Guerra y le vende por veinte soles, que paga su abuelita, doña Clara Rengifo Córdova.

Don Washington Freitas Ayachi, de padre brasileño y madre chazutina, ha transitado por los avatares de la vida desempeñándose en todas las actividades que solo en pueblos que sobreviven gracias a sus propios recursos pueden darse. Como se dice ahora, son todo “mil oficios”,  destacándose en todos ellos con una profesionalidad que asombra. Porque don Washington fue también carpintero, siendo el primer maestro en esta actividad en la Escuela Pre vocacional de Varones N° 197, y sería también  empleado de la Tabacalera Nacional. En 1951 va a servir a la patria, en Iquitos, de donde regresa como licenciado para servir a la sociedad, siendo juez de paz, regidor municipal, gobernador, dirigente de organizaciones civiles, etc.

A don Washington lo admiré también por haber sido un gran futbolista y jugador del Club Sargento Lores, donde cumplía el rol de half de apoyo para distribuir la pelota a Francisco Villanueva Shapiama y Miguel Mori Cenepo, quienes hacían estragos en el área del equipo rival, mientras Rodolfo Reátegui Villanueva, el mejor goalkeeper del mundo, cuidaba el arco, apoyado por sus fieros backs Julio Tito Arévalo Tenazoa y Jorge Reátegui Moreno. Sería también presidente de su club.

Don Wahishngton enviudó hace algunos años de su esposa Zoila Marina Rengifo Amasifuén, a quien sigue extrañando. Como es una persona fuerte, poco a poco va superando esta situación. Don Washington es una persona que siempre mereció mi admiración y respeto.

(Comunicando Bosque y Cultura)

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