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jueves, abril 18, 2024

Con la pandemia y a puertas de escoger un nuevo presidente, caminamos a ser un país difícil de gobernar y no sabemos a quién elegir

Empezamos aceleradamente un viaje al vacío, las últimas acciones frente a la pandemia ratifican que no hay un plan que se adelante a sus consecuencias. No hay liderazgo contra la amenaza y no vemos exista un rumbo definido. El presidente Sagasti encabeza la cadena de errores secundado por un equipo despistado que está en otro tema, quizá las elecciones presidenciales de abril.

Los estragos de muerte, falta de empleo y desazón, consecuencia del covid-19, han sido el toque que evidencia que no hay ideas claras, planes para desarrollar y ejecutar las acciones contra el problema. A pesar del golpe, no se trabajó a tiempo la focalización del contagio y hoy tenemos un rebrote. Nada se ha mejorado en la infraestructura hospitalaria y la primera atención no tiene camas ni médicos intensivistas.

Por lo menos las medidas de restricción que rigen desde este viernes 15, tratan de equilibrar la emergencia sanitaria con la emergencia económica. El empleo en diciembre ha disminuido en 3.1% y con menos espacio de movilidad es imposible recuperar o aumentar puestos de trabajo. En enero hay que retrucar este aspecto a como dé lugar.

En este pandemonio todos los peruanos somos los culpables, desde elegir a un mal presidente y permitir que propuestas populistas o interesadas se impongan. La mayoría de peruanos no participan del quehacer de la vida nacional, pero esperan resultados y quieren que se solucionen los principales problemas. Hemos elegido alcaldes, congresistas y varios presidentes inoperativos para la gestión pública.

Hemos construido un círculo vicioso de promesas, engaños y robos, que opera desde las personas que asumen cierto poder o se hacen pasar por políticos. Se ha destruido la composición de grupos orgánicos y de instituciones y se ha perdido el respeto y la credibilidad a la autoridad. Las instituciones han sido reemplazadas por los advenedizos que crean instituciones de papel.

Con la pandemia y a puertas de escoger un nuevo presidente, caminamos a ser un país difícil de gobernar y no sabemos a quién elegir. Asusta saber que las diversas encuestas o sondeos en algunos programas de radio dan como ganador, con más del 35%, al señor “Blanco; No sabe, no vota”. Somos como dicen algunos sociólogos: un país inviable. Yo me resisto a creer eso.

Aún hay tiempo para organizar un plan o comando nacional de guerra contra el covid-19, que evite más contagios, refuerce la estructura hospitalaria en todos sus niveles y tenga una carpa de emergencia gigante para atender los nuevos infectados, lo llaman el primer nivel.

No estamos preparados para un aumento del rebrote y menos para el tercer rebrote porque no nos vamos a vacunar hasta septiembre.


Texto de Imagen: Marcial de la Cruz Esparza

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