25.8 C
Tarapoto
jueves, abril 25, 2024

Que la ambición económica no arruine la lógica por la vida

La seguridad de los seres humanos no son las armas de guerra. Son la salud, la educación y el bienestar.
En el 2021 asumamos el compromiso por la construcción de un Estado-Nación fuerte, al servicio de todos los peruanos y donde la salud sea un bien público.

Por: Róger Rumrrill – Lawrenceville, Georgia-

“Tal vez nuestras generaciones no puedan rehacer el mundo. Pero podemos, al menos, impedir que se deshaga”. Ernesto Sábato.

Para todos los cristianos del mundo, la Navidad que hemos celebrado el 24 de este mes de diciembre, tiene una analogía con la época y los años en que nació Jesús en Belén: las disposiciones del emperador romano César Augusto ordenando un censo poblacional que, de acuerdo a los historiadores, tenía sobre todo como propósito incrementar y cobrar más impuestos a sus colonias, entre ellas a la nación judía.

A esta disposición draconiana del emperador romano hay que agregar la ordenanza genocida de Herodes, El Grande, procurador de Judea, de matar a todos los niños menores de dos años nacidos en Belén y entre los cuales estaría Jesús, a quién los tres Reyes Magos le habían anunciado, de acuerdo a la interpretación profética, como el futuro rey de pueblo judío, provocando la ira y los celos monárquicos de Herodes, también considerado rey de Judea.

Tal como ocurre ahora: se levantan más restricciones de todo orden y se suben los impuestos para los pobres y más riqueza para ese 1% de ricos que acapara, controla y disfruta de toda la riqueza mundial y más xenofobia, racismo, odio, persecución y desplazamientos migratorios. José, María y su hijo Jesús fueron también migrantes en Egipto, como millones de personas que huyen ahora de sus países, escapando de la violencia, de las invasiones y de la pobreza, las enfermedades y la muerte.

Hoy, 2020 años después, somos testigos, protagonistas y sobrevivientes de una de las tragedias, conmociones y acontecimientos que están cambiando la faz de la tierra, que están transformando y modificando drástica y dolorosamente la vida y la historia humanas y de todos los seres vivos que habitamos el planeta Tierra: la mortal pandemia del coronavirus, el colapso económico y civilizatorio, el cambio climático y sus devastadores impactos y otros extremos climáticos producidos por el Antropoceno y el Necroceno, las dos eras cósmicas originadas por el colonianialismo, el antropocentrismo y el extractivismo voraz y suicida del siglo XXI.

En este Nuevo Año 2021 debemos celebrar y aprender las grandes lecciones del presente para edificar el futuro: unidad social y familiar, amor, ética,salud personal y familiar y también de la Madre Naturaleza que agoniza víctima de la privatización, la mercantilización y la financiarización de sus bienes como el agua, los bosques, los suelos y otros bienes.

¡Feliz Año Nuevo 2021 a la altura de nuestros ideales culturales y artísticos, religiosos y políticos, un Nuevo Año 2021 que sea el fruto de una buena siembra: trabajo eficiente, creativo y honesto, solidaridad, generosidad y fraternidad con los más débiles, ¡los niños y los pobres!

Un Nuevo Año Nuevo 2021 en que decidamos ser hombres y mujeres eco-dependientes, que nos reapropiemos de nuestro tiempo, como un bien intangible y no renovable, hurtado y expropiado por el sistema de vida supuestamente moderno; que nos reinventemos como humanidad; que construyamos una sociedad del bienestar en armonía con la naturaleza, cerrando esa brecha metabólica entre nosotras y nosotros y la Madre Naturaleza que ahora está enfadada por el maltrato humano y que desde ahora empecemos a revisar y poner en cuestión la sacralidad del mantra del mercado y la idolatría del dinero y a ponerle su obituario a falacias como que la seguridad humana es tener ejércitos de ocupación, construir muros para cerrar fronteras, tener tanques y aviones de guerra, misiles y ojivas nucleares, gastando montañas de dinero que se podrían invertir en salud y educación.

Pero el Covid-19, un diminuto y casi invisible virus, entró a los países sin pasaporte y burlando los controles fronterizos y asesinó en masa a sus habitantes porque éstos no tenían cómo defenderse: no había isopos, guantes, mascarillas, medicinas, oxígeno y suficientes Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), ni hospitales bien equipados. La seguridad de los seres humanos no son las armas de guerra. Son la salud, la educación y el bienestar.

Y un Nuevo Año 2021 en el asumamos el compromiso irreductible e inagotable por la construcción de un Estado-Nación fuerte, al servicio de todos los peruanos y donde la salud sea un bien público; un Perú justo, equitativo, con reciprocidad económica y con una democracia igualitaria, auténtica y genuina y de profundas raíces identitarias; un Perú donde la lógica de la ambición económica no arruine a la lógica por la vida, libre de la barbarie de los negacionismos anticientíficos, fanatismos y fundamentalismos; un Perú sin calco ni copia como soñaba el Amauta José Carlos Mariátegui; una Nación de todas las sangres como aspiraba el Maestro José María Arguedas.

Artículos relacionados

Mantente Conectado

34,537FansMe gusta
273SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

Últimos artículos