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jueves, abril 18, 2024

MIENTRAS LLEGUE LA VACUNA, LA VACUNA SOMOS TODOS SI ACTUAMOS CON RESPONSABLIDAD

Hasta ayer se registraron en la región San Martín más de 41 mil personas contagiadas y 1,104 fallecidos a causa del virus del COVID-19. Las preguntas que la realidad nos enrostra son ¿qué parte de esta situación desoladora no entendemos? ¿Qué tan difícil es entender que hoy, mañana, esta semana, la próxima, podemos ser parte de esa terrible estadística?,¿No podemos entender que los responsables de prevenir los contagios masivos y evitar más muertes en esta pandemia somos nosotros mismos?

El comportamiento de nuestra población nos demuestra que estamos a una riesgosa y lejana distancia de entender la gravedad de la situación que vivimos y nuestra actitud suma al problema no a la solución. Al llegar al final del 2020, parece que no nos damos cuenta que estamos terminando un año cargando nuestras penas y tristezas por familiares y amigos que la pandemia nos arrebató, muchas veces porque absurdamente quisimos retar a un virus desconocido, silencioso y letal que arrasó a los de arriba y a los abajo y que no se detiene ante condiciones ni clases sociales.

El virus del COVID-19 hizo y hace su trabajo de manera eficiente y con todas las facilidades que le brinda nuestra actitud irresponsable en momentos que ronda el fantasma del rebrote, como un sicario que ronda a su señalada víctima para arrebatarle la vida. No comprender eso es como ir a una partida de naipes o a una apuesta en un tragamonedas a jugarse la existencia. Hemos visto a nuestros médicos, a nuestras enfermeras, a los trabajadores de nuestros hospitales, a nuestros policías, a nuestros soldados y oficiales sacrificarse día a día a lo largo de estos funestos meses de pandemia para cuidarnos y salvar la vida de nuestros amigos, familiares, hermanos, padres, pero parece que no es suficiente.

Es como si corriéramos ansiosos a completar una macabra cuota con más sacrificios, sin darnos cuenta que esa cuota a la vez puede ser cubierta por alguien a quien amamos o quizás por nosotros mismos. Por eso cabe la reflexión sobre los que se hizo o no en todos los niveles de la sociedad y la familia, sobre nuestras espaldas pesa la falta de empatía colectiva. Los jóvenes tienen un sistema inmune fuerte, pueden soportar esta enfermedad, salen de casa sin observar los protocolos de prevención. Retornan sin preocupación, pero en algún punto de esa vuelta a casa puede ser infectado y sin darse cuenta trae el virus al hogar y el desenlace puede sumirnos en un lamento sin solución.

Por todo ello, en esta edición de VOCES nos aferramos al cuidado de la familia, hacemos una cruzada por la salud de todos, llamamos y pedimos tu atención, tu sentido solidario, para despertar el sentido de responsabilidad ciudadana. Tiempo habrá para juntarnos, para reunirnos, para compartir, para disfrutar con todos, siempre y cuando estemos sanos y, sobre todo, estemos vivos.

Una razón simple, es cuidar la vida. Llenemos nuestro hogar de alegría, no llenemos las salas de UCI ni los pasillos ni las veredas de nuestros hospitales. En nosotros está no volver a vivir la pesadilla y la desolación. Mientras llegue la vacuna, la vacuna somos todos, si asumimos nuestra tarea.

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