22.6 C
Tarapoto
martes, abril 23, 2024

¡SÁCALO!

Sería hipocresía decir que jamás me excedí con el alcohol hasta borrar casete y mucho menos me santificaré. Yo bailé pegadito en las fiestas. Di mi número más de una vez al guapetón de la discoteca. Me confié del barman que me servía el trago. Hice fiestas en mi departamento con amigos y amigas hasta el amanecer. Sí, en mi época universitaria me encantaba la vida social y estoy viva. No por tomar o salir a bailar evitarás una violación. Hoy te agreden dentro de tu casa y ni siendo monja te libras de una violación.
Muchos dirán “Y a esta loca qué le sucede, está incentivando al desenfreno de los jóvenes” ¡No! no es así. Hace más de 13 años vivía en Trujillo sola en un departamento, me dedicaba a estudiar, a disfrutar mi juventud, a vivir. En aquella época se sabía de ciertos hechos que ponían en peligro la vida de las mujeres, como que un taxi se desvíe, te robe o viole, todo eso sucedía, porque la violencia no es de ahorita, es de hace miles de años. Sin embargo, antes me sentía más segura. Ahora, me da terror.
He tenido juergas interminables y estoy viva, mucho de ello depende no solo de los valores inculcados por mi madre, ya que yo sabía que podía divertirme, pero también sabía que debía cuidarme, siempre lo tuve mentalizado y fue así que terminé mis estudios, sin vicios y sin ninguna cicatriz física y emocional.
Lo que tengo que agradecer, al igual que muchas de mis mejores amigas trujillanas, es haber tenido a los amigos de esa época, porque sus padres los criaron como debe ser, con valores bien definidos. Con aquellos amigos he juergueado, me amanecía y siempre respetaron mi presencia, mi cuerpo, mis decisiones y hasta la frase “Hoy no quiero tomar”. Ellos, esperaban a que entre a mi departamento para continuar su camino. Tuvieron paciencia y estómago para acompañarme a comer una hamburguesa después del tono, además me embarcaban en el taxi y me mandaban mensaje de texto para saber si llegué bien (porque en mi época juerguera, no había whatsapp y mucho menos Gps en el celular).
Además, recuerdo con nostalgia que yo era la típica amiga que cuando alguien estaba mal, me convertía en una especie de mamá o hermana mayor y la cuidaba de todos los lobos que podrían hacerle daño, le cogía la frente o el pelo para que pueda vomitar, me quedaba afuera de su casa, incluso a veces recibía las reñidas de su mamá y así la vida seguía y lo mismo sucedía conmigo, tenía amigas que se quedaban a dormir a mi lado, solamente para cerciorarse de que al día siguiente estaría bien, sana y salva, ellas sabían que estaba sola, que mi mamá vivía lejos y que era más vulnerable. Estaré eternamente agradecida y siempre ruego que mi hijo o hija, se tope con gente buena y empática.

Ahora es todo lo contrario, nos duermen en un segundo y personas “buena gente” te destruyen la vida. ¿A dónde se fue la empatía? Las redes sociales se han convertido en un espacio de juicio popular, donde les encanta señalar a la víctima, justificando la violencia, el machismo y las violaciones como algo natural, en donde la mujer se la busca por libertina.
Es hora de entender que en este mundo no hay solo gente buena, sino que también hay gente mala. Solo queda criar a los hijos con mucho amor, ya que esa es la base para todo y también enseñarles a ser precavidos, responsables con ellos mismos, porque toda esta porquería de machismo y violencia, no tiene fecha de caducidad.
Qué espantoso es ese miedo que tengo que mis amigas tomen solas un taxi, que mis sobrinas salgan tarde de la universidad, que mis primas se emborrachen o que caminen por zonas alejadas de la ciudad. Son actividades que yo hice, pero ¿Por qué siento miedo ahora?
¿Por qué los hombres siguen creyendo que esto gira en torno a ellos? ¿Por qué siempre resultan bien librados de todo? ¿Por qué se ha normalizado el machismo?
La violación es una agresión y acto de dominación repudiable, hacer burla de eso, es exponer la miseria y podredumbre del corazón y del cerebro de las personas. ¡No es NO! ¿Qué parte de eso no entienden?
Es momento de sacar todo lo malo de nuestras vidas, desde la persona que comenta estupideces en tus redes sociales, al vecino que te acosa, al amigo que somete a su pareja, al psicópata que enamora a tu amiga y hasta al familiar tóxico. ¡Sácalo!, déjalo que se vaya, quien sea, que se vaya.

¡Sácalo!, verás que te vas a sentir mucho mejor…

Artículos relacionados

Mantente Conectado

34,536FansMe gusta
265SeguidoresSeguir
1,851SeguidoresSeguir

Últimos artículos