Me dirijo a usted, presidente Vizcarra, para decirle que el país seguirá atento a su desempeño al frente de los destinos del país, después de los momentos de zozobra e incertidumbre que pasó y que no es más que efecto de nuestra miseria política, causado por su propio descuido por la forma cómo maneja el gobierno y que ha sido el origen para que personajes perversos hayan querido sembrar el caos y sumirnos en la incertidumbre.
El Congreso tuvo su cuarto de hora de lucidez para impedir que se le vacara y tendríamos que haber comenzado de nuevo, que es casi el sino de nuestro país, un territorio privilegiado por Dios y la naturaleza, pero que los gobiernos gestionaron en contra de las mayorías para privilegiar a unos pocos. Debe usted entender que el Congreso, y el país, no le han dado un cheque en blanco porque, a partir de ahora, usted debe gobernar partiendo de la implementación de la Política Nacional de Modernización de la Gestión Pública al 2021, que tiene como objetivo el “orientar, articular e impulsar, en todas las entidades públicas, el proceso de modernización hacia una gestión pública con resultados que impacten positivamente en el bienestar del ciudadano y en el desarrollo del país”, y no ser una propuesta más. ¡Sea usted audaz, temerario y rompa esquemas!
Me permito decirle, presidente, que con solo haber cerrado el Congreso anterior no le basta para pasar a la historia, porque quedan tareas pendientes y la principal es recuperar la confianza en los políticos, que hoy es sinónimo de delincuentes y oportunistas. Es de urgencia hacer la reforma política integral paralela a la revolución en la educación y donde la práctica de los valores no sea una quimera. No debe haber diferencia en lo que se enseña a los niños en las escuelas y la actuación de los políticos y lo que se ve diariamente en los noticiarios de la televisión y en las calles. La criminalidad de nuestra sociedad ya casi supera a la corrupción y esto debe terminar. Con meter en la cárcel a los corruptos y la educación por sí sola no bastan. ¡Actúe ya, señor presidente!
Es necesario impulsar la federalización del país, donde las regiones elaboren sus propias leyes. Es importantísimo y vital contar con una nueva Constitución Política que no deje inerme al Estado y a los ciudadanos frente a los abusos de las grandes empresas; las entidades reguladoras poco o nada hacen en favor de los ciudadanos. Haga una reingeniería y una revolución en cómo entendemos la forma de gobernar: se piensa más en cómo gastar menos en la calidad de los servicios, disfrazándolo de ahorro y eficiencia en el gasto público. Por eso, presidente, no tenemos parques ni bosques urbanos; los locales públicos, como las escuelas y los hospitales se construyen en predios tan pequeños que al mes de entrar en funcionamiento están tugurizados. Ejemplos groseros son los locales de la UGEL de San Martín y el hospital de Essalud, de Tarapoto.
En esta pandemia del Covid-19 el país despertó horrorizado porque descubrimos que el Estado tiene dinero. ¿Por qué no se invirtió para construir hospitales y escuelas espaciosas y mejorar los servicios? ¿Por qué no se mejoran los sueldos de los empleados públicos y se corrigen esas diferencias abismales? ¿Por qué no se mejoran las pensiones? ¿Por qué no se piensa en nuestros pequeños agricultores implementando políticas realmente efectivas? Son preguntas que merecen respuestas y resultados. Y le deseamos que tenga una gestión exitosa, aunque sus enemigos no descansarán; porque así somos en nuestro país, donde la forma de hacer política es realmente infame: los militantes obsecuentes y mentalmente corruptos, aunque quieran venderse de intelectuales e inmaculados, siempre estarán mirando la paja en el ojo ajeno. [Comunicando Bosque y Cultura].