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miércoles, abril 24, 2024

CANASADO DE CARGAR MUERTOS AJENOS

“Estoy cansado de cargar muertos ajenos”.

Esto es la expresión de la autoridad regional de San Martín a raíz del mal negocio que hiciera una de las gerencias con la compra sobrevalorada de una ambulancia en malas condiciones de operatividad y a precio extremadamente de 374 mil soles. Los dos únicos consejeros que pusieron el grito al cielo con el justo afán de hacer el trabajo de fiscalización fueron Jorge Corzo y Walter Jorge, quienes presentaron varias tomas fotográficas del vehículo supuestamente “nuevo”. Las imágenes fotografiadas nos presentan un panorama interno del vehículo con materiales averiados, oxidados y manchados, que se aleja mucho de ser un vehículo nuevo y en buenas condiciones.

Entendidos en vehículos motorizados como el señor Simón Acuña Coral, indicaron que tiene un pésimo acabado, que no está dentro de los stándares, que está hecha solo para una presentación, que es una obra artesanal, es una improvisación, que es un trabajo empírico, precio elevado, escandaloso y que para ambulancia no pasa la certificación respectiva.

Otro entendido en mecánica y vehículos motorizados como el señor Luís Santiago Rocha Díaz, indica lo siguiente: no tiene un distribuidor en San Martín, que está repotenciado, que tiene materiales usados y con óxido, que estaba ya en servicio, con pintura rayada y levantada con masilla. Santiago Rocha expresa una frase que cae muy bien para aquellos causantes de este mal negocio: “Hay gente que cree que la vida se le alarga con dinero mal habido”.

Pregunto: ¿Acaso las gerencias o subgerencias del Gobierno Regional son autónomas en los asuntos administrativos y económicos? De ser así, el supuesto responsable de este mal negocio es el jefe de esa gerencia. ¿Dónde queda la responsabilidad del señor gobernador? Porque la primera persona que debe saber y conocer antes que se licite una obra o antes que se compre un bien material para el Estado, es la primera autoridad elegida. De modo que aquí, nadie debe lavarse las manos.

Lástima, a la cabeza de una institución privada o pública siempre se le va a pedir cuentas, que sea o no resultado del voto popular, es la que tiene que conocer y velar para una buena administración de los intereses del Estado. Ciertamente una región o el país no puede ser gobernado por una sola persona, para ello están los ministros en caso de un jefe de Estado; para ello están los jefes o sub-jefes regionales en caso de un gobernador. Para ello también están los congresistas con respecto al jefe de Estado, si realmente hacen un trabajo de fiscalización, aunque la mayoría de estos congresistas que tenemos no lo hacen. Se convierten en víctimas pasivos de una mala gestión o delito de un jefe de Estado.

Lo mismo ocurre con los regidores, son estos los que deben destapar ciertos negocios oscuros que algunos alcaldes hacen en sus comunidades. Cuando todos se identifican con la política de trabajo del alcalde, le da a éste la potestad de decir “mis regidores”. Escuché este término en un medio local.

Señores alcaldes, los regidores no son “tus regidores”, no son o no deberían ser sumisos a la política de gestión de una autoridad edil. Son autoridades que deben oxigenar la transparencia de una gestión.

Lo mismo ocurre con los consejeros, más que autoridades son los vigilantes del manejo administrativo que hace un gobernador, y que éste debe sentirse más sólido gobernando la región cuando de por medio existen consejeros que saben hacer su trabajo de fiscalización y que a causa de esto la comunidad conoce manejos nada correctos que lindan no solo con un supuesto peculado, corrupción o delito. De lo contrario, si solo depende de los zalameros, caerá fácilmente en el hoyo, cual ciego que guía a otro ciego.

El alcalde, el gobernador o el jefe de Estado, deben sentirse protegidos cuando hay trabajos de fiscalización, de lo contrario seguirán destapándose malos negocios y fácilmente podría ser arrastrado el jefe o cabeza de la institución y terminar en un caos y desgobierno total.

MORALEJA: Una autoridad cualquiera, elegida por el voto popular o no, nunca debe cansarse de gobernar, por más que le golpeen y le tiren con piedra; más bien debe sentirse agradecido y decir: gracias, porque al frente de batalla donde estoy, hay autoridades y la población que están poniendo el gatillo de vigilancia hacia mí para gobernar a favor del pueblo y no a favor de mis allegados y conocidos.

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