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martes, abril 23, 2024

Economía Extractivista: Agonía de la Tierra y de los Pueblos

Los últimos acontecimientos de fuerte pugna entre los poderes legislativo y ejecutivo en Perú, negando la mayoría de congresistas su confianza al gabinete ministerial encabezado por Pedro Cateriano Bellido, nos traen a la actualidad el añoso tema de la necesidad para el Perú, y las naciones del mal llamado “tercer mundo” de liberarse de la dependencia casi exclusiva de una economía extractivista, basada en la explotación de materias primas, o sea una “economía primaria”, para ir más allá (trascender) hacia una economía más liberadora, basada en investigación y desarrollo, así como un poco más en la implementación de lo que Hernando de Soto propone: es decir legislaciones más adecuadas y sobretodo que se apliquen estrictamente, venciendo los obstáculos burocráticos y de corrupción (algo muy difícil en el Perú de hoy).

Este es un tema que venimos escuchando desde hace varias décadas, pero sobre el cual, sin embargo, hemos avanzado poco, debido a que afectaría a muchos de los que el Dr. David Ferriz Olivares ha denominado “bloques económicos presionantes” (es decir estados, bancos, millonarios y gigantes empresariados que consideran a los países del sur, a las personas y a la tierra misma solo como despensa y objeto de sus utilidades).

Considero importante acotar que personalmente distingo entre economía extractiva y extractivista o extractivismo, siendo esta última (terminada en “ISMO”) más relacionada con el dogma irracional, la desnaturalización, la intensificación excesiva, que sobrepasa los límites saludables de la de la normal o saludable extracción de los recursos. En ese sentido no me opongo pues a la economía extractiva sino a la economía extractivista. No estoy en total desacuerdo con la explotación minera o maderera (sí en desacuerdo con la explotación animal) sino con la sobreexplotación descarriada de los recursos y la imposición dogmática (“ismo”) de un ideario plutocrático, que forma a los universitarios peruanos en el sentido de que no existen otras formas de vivir que el modelo alienante de producción y consumo que está llevando al mundo a la debacle.

Esta economía extractivista es alimentada por el materialismo y sobretodo el consumismo, con sus factores determinantes como la ignorancia espiritual y el pobrísimo estado de conciencia generalizado.

Habiendo puntualizado esto, me da qué pensar la actitud fanática (en Perú y otros países andinos se usa el quechuismo “achorado” para insolente y prepotente) pedante y de poco consenso, que sin duda ha hecho caer a esta cartera ministerial…Esto, sin dejar de decir que también hay otros grandes intereses en grupos legislativos de “tirar abajo” la excelente labor del gobierno en elevar el nivel universitario peruano.

Sin embargo, uno de los principales factores ha sido el énfasis de Cateriano en el extractivismo minero como la “panacea” para el Perú, haciéndolo verse como un lobista más.

Y así muchísimos han querido ponerle la etiqueta «minero» al pobre Perú («Perú país minero» nos repiten hace muchas décadas) hasta la saciedad, intentando condicionar la mente del pueblo imponiéndole el dogma minero o si no, ¡moriremos!

Como bien lo escribe el gran periodista peruano Cesar Hildebrandt: “Dice [Cateriano] que una de sus tres grandes preocupaciones es la reactivación basada en la «empresa privada». Y añade que el sector más importante de esa esfera es la minería.»

«Seguiremos entonces vendiendo cerros, puñados de subsuelo, cavidades. Porque, según Cateriano, eso es lo que somos: país minero. Por eso es que no debemos aspirar a hacer industria, agricultura comunal sofisticada, tecnología moderna surgida de la academia y la investigación. No, lo que somos es: país minero. Como antes fuimos guaneros, salitreros, caucheros, algodoneros, harineros de mar. Esa es la maldición de la profecía civilista: vendemos lo que nos da la naturaleza, somos recolectores, vivimos el tiempo ancestral y perpetuo del extractivismo.”

¡Ya es tiempo pues, impostergable, de ver otras alternativas plenamente viables que no sean solo extraer recursos! ¡Esperemos que no venga otro como Cateriano y compañía!

Ello me recuerda también el importantísimo factor que señalaban nuestros queridos Maestros los V. Sat Arhats (Sexto Grado de Iniciación Mayor) Licenciado en Matemáticas José Miguel Esborronda Andrade y Contadora María Nilda Cerf Arbulú en el sentido de que, si siguen extrayendo minerales del Perú con la intensidad que lo están haciendo, disminuirá la fuerza telúrica y magnética que le hace ser el nuevo Centro Geomagnético y espiritual del mundo. ¡No extrañaría que corra gran peligro esa magna cualidad!

No olvidemos también que la imagen de la minería tiene un tremendo enemigo en la corrupción, pues los pueblos no reciben sus beneficios muchas veces debido a los gobernantes que se aprovechan recibiendo dinero a cambio de leyes permisivas o malversando el canon minero. Esto es lo que señalaba el Dr. David Ferriz Olivares (www.magnanet.org) en 1991:

“Además, muchos aprendizajes debe aceptar la humanidad, comenzando por aprender a regular (…) la corrupción administrativa y gubernamental que hace que sean los gobernantes y empleados de los gobiernos los que se queden con las grandes ayudas o préstamos que facilitan los países desarrollados para beneficio de todos, gravitando después una gran deuda externa que a todos perjudica.”

Y también: “el problema de la sustitución de las industrias que destruyen o contaminan la naturaleza por la cesantía de los millones de obreros que trabajan en ellas, dándoles educación para trabajar en nuevas industrias no polucionantes u obligar a las industrias contaminantes que cambien o sustituyan sus productos a muy corto plazo”.

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