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martes, abril 23, 2024

Más contactos, menos amigos…

Tenerlo era el mejor premio, palparlo era fantástico y percibirlo era el mayor de los placeres. Todos lo querían, nadie lo compartía. Complicidad, secretos y aventuras que quedaron guardadas bajo 7 llaves. Ahora solo es un recuerdo, sin duda, uno de los buenos.

Muchos todavía lo conservan en algún lugar olvidado de la casa, algunos lo leen de vez en cuando y otros, simplemente lo quemaron, horrorizados por las historias reveladoras que nos dejan con un total bochorno.

Hace más de tres décadas, las colegialas se comunicaban de otra forma, de una manera sutil, divertida e inocente, nada que ver con lo que hoy hacemos con total libertad en las redes sociales. No, antes todo significaba una comunicación escrita, desde papelitos con mensajes de amor y complicidad, hasta los populares “slam”, cuadernillo adornado de acuerdo a la personalidad de cada adolescente y con bastante carga emocional.

Todas las amistades del o la adolescente que tenía su slam podían dejar opiniones, datos personales, contestar interrogantes, declarar su amor o simplemente dejar un recuerdo. El dueño o la dueña del slam, no dudada ni un instante en chequear lo que otros dejaban plasmados con lapiceros de colores en hojas con varios aromas.

¿Parece sacado de una película de Disney, cierto?, pero no, esa era una realidad, una realidad distinta a la de ahora. Hoy colgamos fotografías, etiquetamos personas, compartimos publicaciones, subimos videos y canciones, todo en internet, en una plataforma tan amplia que siempre hay espacio para uno más.

Estoy segura que muchos de los que están leyendo estas líneas han tenido un slam o han escrito algún recuerdo en uno de aquellos cuaernillos. Yo sí lo tenía y siempre se llenaba. Hace poco haciendo limpieza encontré el del último año de colegio y no pude contener las carcajadas, porque me di cuenta que tenía amigos palomillas que mintieron en muchas cosas y otros declararon su amor a mis amigas y jamás pude hacerles “la buena”, como se solía decir cuando resultabas ser cupido del grupo.

¡Qué hermosos tiempos!, épocas donde no existía todo este estrés tecnológico y en donde escribir era el mejor pasatiempo, sin duda eran actividades saludables que se hacen extrañar.

Algunas jovencitas hasta hace solo unos 15 años atrás tenían un slam y muchas de ellas llegaban a conseguir hasta más de cincuenta recuerdos, mientras que hoy fácilmente se logra conseguir más de tres mil contactos, un cuadernillo que para ese tiempo era una red social, y en el que no se corría peligro de sufrir ciberacoso.

Cada escrito era una historia, real o imaginaria, no importaba, porque al final de cuentas éramos felices. Dicen que todo tiempo pasado fue mejor y yo creo lo mismo.

La modernidad nos hizo evolucionar en ciertos aspectos, pero retroceder en otros. Hoy tenemos más contactos y menos amigos, antes, era todo lo contrario.

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