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viernes, abril 26, 2024

La agenda indígena ante la crisis terminal de los partidos políticos

El Perú es una nación multilingüe, multicultural y multiétnica con un estado neocolonial donde los pueblos indígenas andino-amazónicos están invisibilizados y víctimas ahora de la pandemia del coronavirus y de una cuarentena histórica por parte de ese estado insomne que los ha puesto al borde de una catástrofe humanitaria.

Por: Róger Rumrrill García

La muerte por el coronavirus, del Apu Awajún Santiago Manuin Valera, ha generado expresiones de solidaridad, congoja y tristeza entre los pueblos indígenas amazónicos. Pero quienes conocimos de cerca a Santiago Manuin Valera, sabemos que en su intensa y fructífera vida hizo los méritos suficientes para recibir múltiples premios nacionales e internacionales, detentar cargos y funciones de gran responsabilidad social y política y para merecer la valoración y respeto de su pueblo que lo eligió Apu y también Bikut, un maestro, un guía espiritual y sabio, entre las jerarquías y deidades de las cosmologías y cosmovisiones de los Jíbaro-Jíbaro.

Uno de los capítulos y acontecimientos más recordados y también más dramáticos de la vida del Bikut Santiago Manuin Valera fue el “Baguazo”, el 5 de junio del año 2009 que, tal como él mismo recordaba, costó la vida a 36 personas, produjo 100 heridos y 200 personas en su mayoría indígenas que fueron detenidos y encarcelados acusados de la tragedia, mientras que los responsables políticos, Alan García Pérez, Mercedes Cabanillas, Mercedes Aráoz y el ejecutor de la operación, el general Luis Elías Muguruza, jamás fueron ni siquiera citados por el Poder Judicial. El estado neocolonial peruano, jamás perdonó a los indígenas su atrevimiento de poner en cuestión sus órdenes, sus políticas y sus intereses.

Pero además, el “Baguazo”, fue y sigue siendo una de las más poderosas inflexiones en la política peruana en la primera década del siglo XXI. Porque visibilizó a los pueblos indígenas amazónicos históricamente invisibilizados y excluidos política, social y culturalmente en el Perú.

La lucha hizo de los pueblos indígenas amazónicos actores sociales protagónicos en un período en que, en especial en la región de la Amazonía, los partidos políticos apenas sobreviven en una crisis terminal.

El Pachacuty y el Ipámamu andino-amazónico: El Bikut Santiago Manuin Valera revela una visión lúcida y estratégica del presente y el futuro de los pueblos indígenas.

A diferencia de la mayoría los líderes políticos tradicionales no indígenas que han convertido a los partidos políticos en clubes electorales y que tiene como producto y resultado la débil democracia peruana, ahora castigada por tres pandemias, el corona virus, la pobreza y la corrupción, el Bikut Manuin propone y plantea la formación, capacitación, unidad y organización del pueblo Awajún y de todos los pueblos indígenas; coloca como una prioridad tan importante como la formación, la seguridad jurídica y social de la tierra y territorio que, en el Perú y en América Latina, es un objetivo estratégico porque sin tierra y territorio no hay pueblos indígenas, ni identidades, ni cultura, ni lengua, ni interculturalidades, remarca con firmeza.

Frente a un estado ausente y capturado por los poderes fácticos que no atiende las demandas y necesidades vitales de los pueblos indígenas (con una población de 10 millones que las encuestas reducen a la mitad en un proceso de invisibilización por razones políticas y económicas), el líder Awajún coloca en la agenda indígena la necesidad urgente de construir gobiernos territoriales autónomos, como el Gobierno Territorial Autónomo Wampís y otros en proceso de formación, teniendo como base jurídica el Convenio 169 y la propia Constitución de 1993.

Todo este proceso de construcción social, económica, cultural y política debe llevar a los pueblos indígenas a un Ipámamu, es decir, a una transformación para lograr y alcanzar el Tajimat Pujut (el Buen Vivir) y a los pueblos indígenas andinos a un Pachacuty, a un cambio de vida.

En la familia etnolingüística Jíbaro-Jíbaro, formada por los Awajún, Wampís, Achual, Achuar, Candoshi, los dioses juegan un rol primordial en el destino humano: entre ellos el Pamuk, la más alta autoridad; el Ajutap, el héroe mítico y visionario; el Waymaku, el dios de las decisiones estratégicas y, por supuesto, Bikut, el maestro, el pacificador, y la diosa de la cultura, Nugkui.

El Bikut Santiago Manuin Valera, que era muy espiritual, tenía un profundo respeto a estos seres míticos y creía en la interreligiosidad entre las creencias cristianas y la cultura ancestral con el uso de las plantas maestras de la cultura Awajún, el toé, el tabaco y el ayahuasca.

En el contexto de la crisis sistémica y el colapso civilizatorio ocasionado por el coronavirus, las visiones, las prácticas, los ejemplos y las enseñanzas de Santiago Manuin Valera, contribuirán a las construcción y creación de nuevas utopías y paradigmas entre los pueblos indígenas andino-amazónicos y todo el pueblo peruano, desde una economía eco-comunitaria y una visión y concepción cosmocéntrica y espiritual con la Madre Naturaleza, a contracorriente del capitalismo, el colonialismo y el patriarcalismo eurocéntrico.

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