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miércoles, abril 24, 2024

Pareciera que la vida se desvanece como humo

Mientras que nuestra gente se ahoga por falta de oxigeno 

en San Martín no para la quema y tala de bosques 

Los incendios representan un riesgo la emergencia del Covid-19.


Ante la pandemia que nos golpea, pareciera que el tiempo y la vida se desvanece como humo en el horizonte entre temores, preocupaciones; ese viejo dicho vivimos en “el pulmón de la humanidad” nos deja sin aliento al ser testigos que nuestra gente fallece por falta de oxígeno.

El virus nos quita el aliento de vida sin piedad, sin embargo, nuestra gente no ha desterrado “viejas costumbres” “viejos hábitos” de quemar el bosque, y hasta los desechos en la casa en la ciudad…y lo peor de todo quitando oxigeno que generosamente nos regalan nuestros bosques

Para tener una mejor aproximación al tema, la Bióloga Karina Pinasco Vela aborda el tema: 

El coronavirus ha existido en el medio natural desde mucho antes que nosotros supiéramos de su existencia, forma parte de nuestra biodiversidad.  

¿Por qué entonces este virus ha generado una pandemia mundial que ha desnudado lo peor de nosotros?

Esta crisis sanitaria es el resultado de una crisis ambiental y climática que hemos causado nosotros los seres humanos por la pérdida de contacto con la naturaleza y llevando a cabo un estilo de vida que daña profundamente al ambiente. San Martín y toda la Amazonía ha entrado en una época seca, donde realizamos una práctica recurrente altamente dañina para los ecosistemas y para nosotros, la tala y la quema, en zonas rurales para ampliar la frontera agrícola, que de paso aumenta el riesgo de incendios y pérdida de más bosques, y en las zonas urbanas la quema de todo tipo de residuos que contaminan y nos quita el bien más escaso y caro en esta crisis, que es la de un aire limpio, la del oxígeno.

Para entender, cada vez más evidencias científicas nos señalan que la deforestación, la contaminación, la fragmentación de hábitats y la pérdida de diversidad aumenta la presencia de patógenos emergentes, causantes de problemas de salud pública. Las dinámicas de muchos patógenos están cada vez más relacionadas con estos cambios drásticos, cuando existe un ecosistema que no ha sido perturbado, en donde coexisten en forma equilibrada la fauna y la flora del lugar, los patógenos están diluidos y, por lo tanto, no tienen condiciones para generar brotes de enfermedades. Pero cuando se deforesta y fragmenta un ecosistema, hay especies —que junto con sus patógenos— comienzan a dominar; es ahí en donde se crea una zona de riesgo para el brote de una enfermedad. 

Con la pandemia que nos azota, es momento de reconocer que necesitamos un cambio y ya, es una cuestión de supervivencia. La prevención siempre será nuestra mejor aliada, pero ella no es solo lavarse las manos y el distanciamiento social. La mejor prevención será dejar de realizar la práctica nefasta de la tala y quema, y comenzar a conservar los bosques para tener ecosistemas saludables que nos brinden bienes y servicios ambientales fundamentales para nuestra VIDA.  “Seguimos firmes para defender nuestros bosques en pie y conservar la VIDA para compartirla” finaliza la experta en temas medio ambientales Karina Pinasco Vela.

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