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viernes, marzo 29, 2024

Periodismo sin lejía

“Lo único: el periodismo cumple un papel esencial en esta crisis, porque sirve como vehículo para transmitir informaciones vitales”.

“Hago todo con lejía, y sé que la solidaridad es la vacuna contra la estupidez. No hay otra, y en medio de la soledad, digo que antes de que se muera la cuarentena, no se debe morir el amor”.

Por: Eloy Jauregui

Tengo 7 mascarillas y 7 pares de guantes. Veo a la humanidad desde mi ventana a la que amo después de todo. He subido 5 kilos. Pero por conocer a Freud sufro el triple en estas horas del COVID-19. Nuestras vidas no serán iguales, dice mi mujer. Y por ser viejo le creo todo.
Ser periodistas es ser soldados. Fui a los hospitales y comisarías (hago un libro de la tragedia) con mi buzo. Y recuerdo a Paco Landa, y luego al gringo Thorndike, y antes a Lévano, y después Lorenzo Villanueva y Pepe Olaya. Y sin ellos, a Grados Borterini y Raúl Villarán.
Lo único: “el periodismo cumple un papel esencial en esta crisis, porque sirve como vehículo para transmitir informaciones vitales”. Eso es.

En las playas del sur no hay epidemias. Donde sí, mis alumnos de Villa el Salvador. Sí. Mientras Zizek dice que imaginar el fin del capitalismo es más difícil que imaginar el fin del mundo. Fue Marx, Lenin y los teólogos de la liberación. Soy el último comunista con plata, por solidario.

Hago todo con lejía, y sé que la solidaridad es la vacuna contra la estupidez. No hay otra. Aquí, en la Plaza San Martín y en medio de la soledad, digo que antes de que se muera la cuarentena, no se debe morir el amor. Cuídate en tu casa.

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