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viernes, abril 19, 2024

¿Qué reformas y cambios debemos hacer después del COVID-19 en el Perú?.. Es el capítulo obligado para los próximos años.

marcial delacruz

MARCIAL DE LA CRUZ ESPARZA
@marproducer 

Periodista, Comunicador, Productor y Conductor en medios e instituciones públicas y privadas, desarrollado como DirCom, con estudios en la UPSMP y complementarios U. de Lima.

A pesar de nuestras limitaciones, enfrentamos la crisis más grave de los últimos 30 años con la rapidez de un sobreviviente. Los pocos recursos que tenemos se han puesto para la causa y se reutiliza los que están dispuestos. Los peruanos debemos reconocer que no estamos preparados para un ataque de este tipo y menos sanitario. El Estado y el gobierno cumplen con su deber, pero más allá de eso, seguiremos en la profunda crisis que condena a cada peruano a vivir al borde de todo y esperando estar vivo mañana.

El golpe nos deja paralizados en medio de reclamos, demandas y diversas opiniones. Nuestra personalidad nacional supera a la realidad y nos describe como una comunidad que no respeta al del costado, no se preocupa por el entorno ni el medio ambiente y mucho menos piensa qué podrá pasar mañana. En el mundo de hoy eso puede definir la sobrevivencia o la muerte, para eso hay que estar preparados.

El COVID-19 plantea varios desafíos. El primero es una reforma al sistema hospitalario, que empieza con un mayor presupuesto económico para construir más hospitales y preparar profesionales en gestión sanitaria y hospitalaria. El objetivo será mejorar el servicio: más medicamentos, más equipos clínicos, aumentar la cobertura y sobre todo darle calidad humana al mismo, comenzando por el profesional médico que hoy prioriza sus intereses económicos y no de servicio social.

Hay que cambiar las formas cotidianas de convivencia y de higiene, lo que requiere tener espacios sanos, seguros y de acceso a lo básico como el agua y desagüe. La eliminación y el recojo de los residuos sólidos debería tener una política nacional en los planes de educación. Hay que incluir el respeto al medio ambiente -que no es oponerse a la minería-, hay que convivir sanamente con la naturaleza y saber utilizar sus recursos.

En la educación está la clave. No queremos gente que se memoriza todo y se suma al perfil del actual profesional medio que se caracteriza por el personalismo y el egoísmo. Necesitamos gente que procese la información y se convierta en conocimiento. No es solo cuestión de un currículo o malla educativa, es una cuestión cultural. Trabajar a la persona es una tarea larga y la mayoría de pedagogos y demás están estereotipados con razones y conceptos de otros lados.

Hay que desarrollar la cultura preventiva, que advierta peligros y soluciones, que proyecte las mejoras. Un terremoto de 7 grados en Lima, sepultará a más de un millón de personas que han construido casas en los cerros y quedarían atrapados sin salida tras el desastre. Por falta de lavado de manos hay más infecciones que no son reportadas y son automedicadas.

Debemos convertirnos en un país investigador, generar nuestro propio conocimiento, descubrir y crear valor que se sume a la riqueza natural que tenemos. La tecnología avanza imparable y desplazará al hombre. Hay que preparar a los que vienen en los nuevos puestos que se necesitan.

En economía hay que generar riqueza para planificar el desarrollo nacional. Hay que planificar en las áreas productivas que convienen al país por sus impactos sociales. El Estado tiene que ser más promotor y gestor con una línea clara de lo que debemos trabajar y construir en los próximos 30 años. Holanda, un país pequeño en extensión (más pequeña que la Región San Martín) es el segundo productor de alimentos agrarios en el mundo, utilizando menos agua y los invernaderos.

Hay que controlar la inestabilidad financiera que vendrá producto del retraso de los pagos (hasta 180 días) y la postergación de importantes compras y ventas (gastos y demandas). Se necesitará sostener el gasto público y que el sector exportador no deje de vender. Las actividades extractivas deberán continuar y cabe la posibilidad recurrir al portafolio de inversiones y reactivar alguno de los proyectos de inversión encarpetados (Tía María- Arequipa- S/. 1,400 millones de soles en el primer año) que podría ser un flotador en medio de la tormenta que se viene.

Hoy la gran masa laboral está sin trabajo, más de 5 millones de peruanos morirán no por el COVID-19  sino por no tener dinero con qué comer. Los emprendedores comerciantes de servicios, independientes, transportistas, ambulantes vendedores de comida, agua, helados, canciones, “chistes”, etc, están en emergencia y no están en el sistema.

Qué reformas y cambios debemos hacer después del COVID-19 en el Perú, es el capítulo obligado para los próximos años. Después de esto el mundo cambiará, sobre todo nosotros. Hay que aprender de esta dramática lección, sino forzaremos a la conciencia cósmica a que lo repita varias veces, hasta aprender (Carl Jung).

Debemos ajustar muchas líneas de acción. La política tendrá de girar en otra mesa de trabajo con una agenda actualizada. Las ideologías tendrán que hacer una pausa y las tendencias dejar el disfuerzo protagónico. La gente deberá cambiar sus parámetros en los diversos ámbitos sociales. Todos debemos tener claro que vivir independientemente y en libertad no es pisar a los demás.

“Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de la vida fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas, te somete; lo que aceptas, te transforma.” Carl Jung.

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