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viernes, abril 19, 2024

Perdiendo el valor de tu vida

“Es sólo cuestión de rutina: la separación. No importan los sacrificios, no importa el tiempo, no importan los textos, ni las poesías. Solo bastan las mismas palabras repetidas una y otra vez, para alegar que no existe motivo para seguir juntos. De repente dejó de gustarte cuán fina se empezó a volver porque para ti la mayoría de veces fue tan rústica, y el aroma a madera añeja empezó a tornarse alicorada, el dulce de sus labios ya no tiene el estallido de energía multicolor, ni el rose de sus manos el mismo calor.

Y te empiezas a dar cuenta que estás frente a un ser humano que se ha transformado en uno tan distinto al que conociste en antaño, con su suave aliento y su extraña sonrisa que te motivaba a seguir conociéndola, pero ahora estás ahí parado comtemplandola, y sientes que ya no la amas, que ha sido en vano este viaje con ella y que lo único importante son tus hijos, pero ella ya no esta en las cosas buenas que tienes en este momento.

La observas a lo lejos pero no ves lo difícil que fue llegar a ese momento, por ti, porque estuvo enamorada, pero ya da igual, porque no te das cuenta.

Andas distraído, tus enfoques en el dinero y la vida paralela con otras mujeres, te han vuelto indiferente. Sientes que no te acompaña, en tus sueños y en tu vida… pero claro! ya no recuerdas que le cortaste las alas cuando quiso volar y llevarte en sus brazos; le dijiste que no podía, que debía cuidar de tus hijos y de tu casa y que tú te encargarias de cuidarla, pero se te fue la mano, la encerraste en tu pequeña jaula de oro y ahora ya no sabe como defenderse, perfumaste su esencia y la transformaste en tu aroma, cortante.

Ya no recuerdas las noches en vela que pasó acurrucando una parte de ti, un fragmento del cielo que llegó a iluminar tu vida, con mucha más luz que la de ella, que sus lágrimas se posaron en su dolor calmando su angustia, sin pedirte nada.

Su vida pasó a ser indiferente a la tuya, no importó lo que pensaba y cuando te hablaba tu mente fija en tus recuerdos de morbo pasajero se refugiaban.

Te olvidaste de lo hermosa que era cuando la tocaste por primera vez y sentiste el furor de su alma calando tus huesos. Ya no te acuerdas lo hermosa que era, porque tus prejuicios la transformaron en algo desagradable. Pero si supieras, si tan solo alguien te advirtiera que la belleza es efímera y lo que vale es el corazón, entonces te hubieras dado cuenta de lo mucho que has perdido hoy. “

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