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jueves, abril 25, 2024

El Proceso del Presupuesto Participativo en la Región San Martín: Del entusiasmo a la apatía (PARTE II)

Involucramiento de los líderes sociales
Otro de los objetivos de la participación ciudadana se explicita como: Concertar los esfuerzos de todos los actores, buscando consensos en base a objetivos comunes, donde las autoridades, dirigentes y líderes sociales tienen la responsabilidad de concertar los esfuerzos de todos los actores sociales, económicos y políticos. No se trata de imponer nuestros criterios por más que creamos tener la razón. Las experiencias de participación ciudadana más exitosas son aquellas que en medio del fragor de las discusiones han podido establecer consensos, y para ello el involucramiento de los líderes sociales es clave en este proceso, el mismo que debe darse en la participación activa en el debate, en la fundamentación de las ideas y sobre todo en la creación común de una visión de desarrollo.

En el caso de la región San Martín, por ejemplo cuando se definieron las prioridades de intervención productiva durante la planificación del sector agrario, un punto en discusión era el modelo productivo que debía imperar en la región y los cultivos a ser priorizados, donde luego del debate se determinó que deben ser 5 cultivos ejes sobre el cual debe estar orientada la producción agrícola: Arroz, café, cacao, palma aceitera y palmito.

Otro ejemplo ha ocurrido durante la formulación de la Zonificación Ecológica Económica, donde se definió primero que enfoque se debería adoptar y luego del debate se determinó que este debe estar basado en un enfoque de cuencas y sustentado en los parámetros de las Zonas de Vida y la capacidad de uso mayor de los suelos. Esta determinación es la que prima ahora, por eso es que no se puede desarrollar la actividad petrolera en el Cerro Escalera, pues si esto ocurre estaríamos rompiendo lo definido en la ZEE ya establecida de forma participativa.

Un comentario sobre esta participación es que, ésta estaba basada en personas y no necesariamente en procesos articulados de formación de capacidades al interno de las organizaciones, o en muchos casos su poco compromiso con el desarrollo desde la sociedad civil, esta última aseveración determinada por que muchos de los actores sociales que en los años 2003 al 2005 conformaron al MCLCP o eran miembros activos desde colectivos sociales o ONGs, siendo actores críticos del proceso participativo cuando este era vulnerado por la autoridad regional o no se cumplían con los compromisos asumidos; al ingresar la gestión de César Villanueva, muchos de esos entraron a formar parte de dicha gestión regional; y como arte de magia se olvidaron del proceso participativo, cuando se esperaba que al asumir un cargo regional en sector público desde la otra esfera impulsarían con mucho más énfasis este proceso.

En la construcción y fortalecimiento de la institucionalidad local; las voluntades políticas y sociales son factores clave, pero no suficiente, por consiguiente es necesario ir creando consenso sobre la importancia estratégica de construir institucionalidad local, donde las municipalidades, las organizaciones sociales, gremiales, empresariales, etc., así como los espacios de concertación, son parte de la institucionalidad a construir y fortalecer

La experiencia en San Martin indica que esta es una tarea aun por recorrer, aun cuando la MCLCP por ejemplo sigue siendo una instancia que tiende a formar institucionalidad para el diálogo entre la sociedad civil y el Estado. Otros espacios lo constituyen los frentes de defensa, que constantemente manifiestan sus planteamientos a ser incluidos como parte de la plataforma social. Así mismo los sindicatos y las organizaciones de productores son instancias de la sociedad civil que más participan. Sin embargo nuevamente afirmamos que estas han pasado del entusiasmo a la apatía.

En este sentido se debe aprovechar los trabajos y experiencias previas de planeamiento y concertación desarrollados en la región los que han contribuido a fortalecer este proceso; donde la descentralización emprendida desde el Gobierno Central aunque cuestionadas en muchos casos por la corrupción que se trasladó al nivel subnacional también, no debe ser el obstáculo para seguir fortaleciendo liderazgos locales en pro de una democracia participativa.

Otro de los elementos por que se pasó del entusiasmo a la apatía desde la sociedad civil está determinado porque los proyectos aprobados no fueron ejecutados, ya sea por decisión del Gobierno Regional en forma inconsulta, quienes lo reemplazaron por otros proyectos; o porque simplemente el Gobierno Central no cumplió con transferir los recursos previamente asignados por el MEF; lo que trae como consecuencia frustraciones de la sociedad que ha participado y ha sentado sus expectativas en este proceso como una forma de solucionar sus problemas más emergentes y sobre todo superar el estado de pobreza en que se encuentra.

Poca transparencia en la rendición de cuentas
El proceso de rendición de cuentas brinda a las autoridades a oportunidad informar las acciones de su gestión, y recopilar aportes de los ciudadanos para el mejor desempeño y actuación. Las autoridades y funcionarios asumen la obligación de informar a la comunidad sobre la gestión realizada, incluidas las decisiones de gasto e inversión. Esta información debe ser clara y concreta, y debe versar sobre: La políticas, lineamientos y decisiones asumidas, compartiendo sus logros y dificultades, la gestión presupuestal, la calidad y eficiencia de los proyectos implementados, servicios suministrados y programas municipales que forman parte del rol institucional.

Desde las y los líderes locales y la población en general. La rendición de cuentas debe permitir a los y las líderes analizar la información sobre la gestión, comprender su rol y funciones, proponer iniciativas para mejorar la gestión municipal y regional, como formular propuestas para participar en la toma de decisiones públicas. (PRODES, 2006, p.8)

En el ámbito regional, a partir de la experiencia impulsada por la MCLCP y PRODES, se conformaron los comités de vigilancia ciudadana al presupuesto participativo tanto regional y local, así el Gobierno Regional de San Martin en marzo del 2005 reconoce mediante Resolución de Presidencia Regional al primer Comité de Vigilancia Ciudadana del Presupuesto Participativo, conformado por 6 miembros de la sociedad civil.

Este comité si bien no tuvo un preponderante accionar, en sus primeros años formó parte del Proyecto “Vigilancia a la descentralización de los gobiernos regionales” impulsado por el Grupo Propuesta Ciudadana e impulsada por la MCLCP de San Martin, emitiendo un total de 12 reportes, donde de forma trimestral se presentaba los principales hallazgos de la ejecución presupuestal, y de políticas de salud y educación. Esta iniciativa concluyó en el 2006, no habiendo tenido continuidad.

En todo este contexto podemos afirmar que consolidar la democracia pasa por involucrarse en los procesos no por un mero formalismo o por aprovechar alguna coyuntura, es decir falta un verdadero compromiso de los ciudadanos para ser leales a los pensamientos democráticos, y no cambiar de opinión si esta no me favorece a mis intereses personales. Un ejemplo de ello es que marchamos contra la corrupción, nos indignamos, pero solo si el corrupto no pertenece a mi grupo o no es de mi simpatía; en todo ello, nos falta compromiso de acción, es decir pasar de la apatía al entusiasmo, y cuando haya entusiasmo, que esta se sustente en elementos de convicción y no de conveniencia.

Pasando de la Apatía a la Acción
Para pasar de la apatía, y no quedarnos solo en entusiasmo y pasar a la acción, se hace necesario que la participación ciudadana, busque en todo momento el involucramiento de los ciudadanos de forma organizada en la actuación de las decisiones públicas, con la finalidad de manifestar su interés y buscar que este prevalezca al momento de tomar las decisiones, todo ello dentro de la democracia participativa.

Teniendo como premisa que la participación ciudadana tiene una relación directa con el fortalecimiento de la democracia, se hace necesario que el proceso del presupuesto participativo se sustente en las demandas de la población; donde la rendición de cuentas sea un factor de retroalimentación del proceso.

Desde el orden político institucional se debe pasar a desarrollar los planes y presupuestos participativos no sólo basados en un mero cumplimiento de la normativa, sino desarrollar un plan de acción que busque ir adecuando los procesos a los cambios del entorno; y donde la autoridad local o regional se involucre.

Desde el involucramiento de los líderes de la sociedad civil, los procesos no deben estar basados en personas y sino que estos estén articulados a formación de capacidades al interno de las organizaciones, que cimiente el verdadero compromiso de los ciudadanos para ser leales a los pensamientos democráticos, que involucra pasar del compromiso a la acción, es decir pasar de la apatía al entusiasmo, y cuando haya entusiasmo, que esta se sustente en elementos de convicción y no de conveniencia.

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