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viernes, abril 19, 2024

El significado de un reencuentro

Siempre se ha escuchado pronunciar la frase “los hombres pasan, las instituciones quedan”. Incluso, en el ex Banco Agrario del Perú, era usual escuchar esta frase cuando se producía un cambio, una promoción o se despedía a un compañero de trabajo cuando se iba de la institución al cumplir sus años de servicios o se retiraba por las razones que fueran. En verdad, siempre cuestioné esta frase porque se la usaba como un cliché de algo que siempre me parecía falso: el creer solo en las instituciones y no en el valor de las personas.

El domingo 16 de este mes de Febrero de 2020, los trabajadores del ex Banco Agrario del Perú, Sucursal Tarapoto, con sus Agencias en todas las provincias de la Región San Martín, celebramos un reencuentro dentro del espíritu del compañerismo, que es el valor que aprendimos y practicamos en esa institución que fue desactivada durante el gobierno de Alberto Fujimori cumpliendo los acuerdos del Consenso de Washington de 1989. Fue un reencuentro extraordinario por todo lo que significó y por el recuerdo de las enseñanzas que aprendimos y practicamos. El Banco Agrario del Perú fue una escuela de vida y de aprendizajes permanentes.

Nos habíamos reencontrado después de veintiocho años de
haber transitado por diferentes caminos para que después, como si fuera ayer, nos juntáramos nuevamente como si retornáramos al trabajo después de un fin de semana paseando por los bosques y las quebradas y por los campos, cuando todavía podíamos disfrutar de las fajas marginales y bañarnos en las aguas de esas quebradas que tenían aún sus caudales hídricos y que, lamentablemente, están pasando a convertirse en un triste recuerdo porque a nuestros alcaldes solo les fascina el cemento y las instituciones públicas se desenvuelven en el mundo del papelucheo y los procedimientos administrativos.

El reencuentro de los ex trabajadores del ex Banco Agrario del Perú fue la demostración de la cultura organizacional que existió y que se proyectó más allá de la institución. Aquí ocurrió entonces que la institución pasó y las personas siguieron siendo las mismas con sus valores, con sus querencias, con sus afectos. ¡Eso fue el ex Banco Agrario del Perú! Una institución en donde cultivamos la responsabilidad, la integración, la identificación con la institución, valores que en estos tiempos de modernización, globalización y competitividad se han perdido.

Fue emocionante ver cómo llegaban los compañeros al local del reencuentro. Con sus mismas actitudes, la campechanería de siempre, la sonrisa expansiva y contagiante, con ese calor humano y esa sinceridad en las expresiones como si sintiéramos el latido de los corazones al estrecharnos en esos abrazos y diciéndonos esas frases de “¡Mira, que estás igualito!”; “¡Oye!, ¿vives todavía?”. Y recordar las anécdotas en el campo y la particularidad de algunos prestatarios porque el Banco Agrario del Perú fue realmente una institución democrática.

El reencuentro sirvió para demostrar a todos que mientras no creemos una cultura de respeto y aprecio entre todos nosotros, toda promesa de cambio será un cuento. ¡Porque es el momento de la revolución! [Asociación para el Desarrollo Comunicando Bosque y Cultura].

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