Meteorólogo, cineasta, promotor de festivales musicales, teatro y del emprendimiento empresarial y profesional, decano del periodismo, maestro masón, seductor natural, conversador y buen escucha, bohemio del saber popular, del ademán pícaro. Un caballero de gestos protocolares, de enérgico temple para defender los principios o responder ofensas. En la balanza de su vida, él sabrá darle el peso específico a cada una de sus páginas académicas, oportunidades laborales y facetas personales.
Erupcionó de La Perla del Chira (Sullana) hace poco más de seis décadas. Fue un destacado basquetbolista en su periodo escolar. Estudió en México sus dos especialidades primigenias: meteorología y el séptimo arte. Fue el primer comunicador del hoy reconocido Proyecto Huallaga en Tarapoto. Recorrió cada uno de los pasillos del Congreso de la República en el rol de asesor parlamentario. Tiene tres hijos varones que son su adoración.
San Martín lo acogió muy joven, al conformar un equipo de profesionales talentosos para elaborar el mapa departamental.
Supo codearse con la pléyade de talentos cinematográficos peruanos y extranjeros de las décadas de los 60 y 70.
En este periodo cinematográfico recuerda como señales imborrables el sugerido plano contra plano, en lenguaje audiovisual, del referente del cine peruano, Armando Robles Godoy, durante una crisis creativa en la filmación de un documental. O aquella del efecto visual en Ticlio con una panty y un cigarrillo.
El exPresidente Fernando Belaúnde Terry lo llamaba cariñosamente “gordito”, expresión de confianza ganada durante una de sus visitas a la región amazónica y a un curioso detalle que los acercó.
Las señas familiares incluyen por excelencia a los genes. Desde hace varios lustros convive con la gota, que es la acumulación de unos molestos cristales microscópicos de ácido úrico en las articulaciones.
De él han surgido dichos populares o, que en buen castizo podrían denominarse “mañologismos”. Entre ellos destacan Chupadita, beso del torniquete, la pose del bolero y otra de su firma, jarabe de lengua, que podría interpretarse como ejercitar la sin hueso o el norteñísimo chamullo. Sus ocurrencias sicalípticas se han impregnado en la memoria de sus comunes amigos.
Su mano derecha con frecuencia tiene una extensión humeante que aromatiza sus interesantes monólogos. Cada calada impone la pausa y da el ritmo a su elocuencia. Guarda un gran secreto profesional que solo la CIA podría desclasificar. A los amigos hay que respetarlos, aunque ya no estén en este mundo.
Los tiempos han cambiado y él lo comprueba a menudo. El galante saludo de cortesía de antaño a las damas, hoy es raramente respondido. En esta era de los emojis y acosos, las chicas prefieren comunicarse vía smartphone.
“Tuve y tengo grandes amigos”, dijo en una de sus habituales charlas, y -qué duda cabe- los seguirá teniendo, porque él es como es, y será recordado como un polifacético personaje, enamorado de la vida y de esta tierra que siempre amo. Buen viaje entrañable amigo, un abrazo al cielo por tu alma.