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viernes, marzo 29, 2024

Vuelo juvenil

Cada vez lo dicho por Einstein cobra mayor vigencia: “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad; el mundo solo tendrá una generación de idiotas” (Einstein-y-la-generación-de-idiotas). La población en general está pasando por ésta circunstancia tecnológica y solo en base a la proliferación masiva de redes sociales. Con la puesta en marcha de otras tecnologías, los comportamientos humanos simplemente serán peores. Niños, jóvenes y adultos, de manera indistinta, están cada vez sumiéndose en el campo magnético de la tecnología que los convierte en generación idiotizada.

La señora ingresa a la Iglesia cogiendo de la mano a un niño de tres años. Ella se acomoda y levanta al pequeño a la banca. De inmediato, el niño pide el celular. La progenitora procura hacerlo callar mostrando el índice en el centro de la boca. Pero, en vez de lograr silencio, el infante amenaza con llorar. La mamá persiste en procurar hacerlo callar; pero la reacción infantil es peor. Entonces, en su afán de evitar escándalo coge su bolso, saca el celular y entrega al pequeño, logrando su atención al aparato y el consiguiente silencio en el acto litúrgico.

En el aula de estudio, el docente quita el celular al estudiante. A media mañana corresponde refrigerio. Se levantan los estudiantes y lo primero que hacen es dirigirse al lugar donde están depositados los celulares. El docente está allí resguardando los equipos, la totalidad de los estudiantes, en vez de ir al refrigerio, se posesionan alrededor del docente, solicitándole casi a ruegos sus respectivos equipos. El docente les indica: “Ustedes han solicitado refrigerio, que es su derecho. Pues, vayan a servirse su refrigerio”. Los alumnos se retuercen, estiran la mano, imploran su equipo, están detenidos por varios minutos, se frotan las manos y dicen en coro: “queremos nuestros celulares” Ante la firme negación del docente, los estudiantes se convencen y disponen la retirada rumbo a servirse sus refrigerios.

Las instituciones públicas y privadas contratan jóvenes para la ejecución de sus presupuestos. Los políticos y mayores inciden que los jóvenes necesitan oportunidades laborales. Empero, durante el desarrollo laboral, hay claro vuelo juvenil, que a lo lejos se vislumbra en el incumplimiento de funciones, en el desacato a disposiciones normativas, en el incumplimiento de metas, en la idiotización de su comportamiento cotidiano.

El joven es irreal, se trata de otra persona. En su caminar lleva permanente el celular en la mano, como si fuera sensor que guía sus pasos. Por momentos mira por doquier con ojos desorbitados. En general sigue volando, pisa en vacío, la mente demente vuela sobre nieve blanca, en ese cerebro hay ausencia de rastros de quehaceres humanos, porque vuela alto sobre nube espesa. El técnico tiene que visitar las parcelas de sus veinte participantes.

Llega la segunda quincena y presenta su informe casi copia del anterior. Cambia una que otra fotografía. Las fotografías son de otra comunidad. El informe carece de la ficha técnica de visita. El jefe inmediato rechaza el informe por tantas incoherencias. Pasa la fecha de presentación del informe y existe impedimento de proceder a la consolidación de los informes. Las reiteradas llamadas de atención caen en saco roto porque el vuelo juvenil es imperativo.

Se traslada en el vehículo mirando el equipo celular y el camino que recorre. Son muchas las veces que escapa de caer y chocar; pero, son tantas que ya se consideran rutinarias, como eventos “normales” Presenta su informe “corregido” con fotografías sacadas del internet y de las redes sociales de sus compañeros de trabajo. Todos sus compañeros han cobrado sus honorarios y él no cobra. Se molesta, profiere presentar su queja al Ministerio de trabajo. Alguien dispone retener su cheque, peor se enciende su furia. Presenta su reclamo a todo el mundo, porque “nadie tiene derecho a quedarse con sus remuneraciones, que son fruto de su arduo trabajo”. Va al campo, asciende escarpados cerros donde hay ausencia de señal de internet. Trata de acabar para retornar pronto a la ciudad.

Los agricultores están sueltos, con pocas o casi con ausencia de visitas técnicas. Deberían trasplantar sus plantones, están muy ocupados en sus cosas, programan actividades de diversas índoles, al final, los plantones son pisoteados por las vacas, rasguñados por los canes y al final todos se pierden.

El joven técnico solo llama al agricultor por teléfono, está muy ocupado en atender suculentas conversaciones en las redes sociales, en jugar a las cartas en horario de oficina, jugar vóley y fulbito. Tiene los rojizos ojos puestos en el moderno equipo, escribiendo con los movedizos pulgares; pero, en éstos escritos, abundan divertidos emoticones que procuran decir algo con extrañas figuras, aunque también, las palabras están llenas de errores ortográficos, oraciones mal construidas, los números y géneros gramaticales están completamente ausentes. Alguien que tiene mente blanca está experimentando vuelo juvenil, porque expresa actos descoordinados en todo.

 

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