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miércoles, abril 24, 2024

El conjuro Sioux Folklore: “Amor Indio”

Los cuentos folclóricos, emparejados como cuentos enseñanza se trasmiten también en diferentes formatos. Lo más importante es que capture al lector, lo asalte y lo trasmute; historias que pasan del folklore a enseñanzas éticas profundamente ejemplares, que ofrecen un mensaje sin ninguna doctrina o dogmatismo; más bien apuntan directamente al corazón humano.
Se equivocan quienes creen que el cuento es una sucesión de anécdotas contadas: abren puertas, ventanas y horizontes; nos enseñan a despertar y mirar la vida en otras dimensiones y perspectivas.

Tan antiguos como la misma humanidad –los cuentos- nos enseñan a experimentar plenamente lo humano personal y solidario. No nacieron en escuelas o academias; nos ponen en contacto con la esencia de la vida, con esa “dimensión misteriosa y trascendente que toda realidad contiene al ponernos en contacto los valores a través de hechos concretos que apuntan al enriquecimiento y trascendencia propia de nuestra condición humana.
Observa, querido lector, la sabiduría práctica con que aborda el chamán de la tribu, el problema planteado. Recurre a su experiencia y a la enseñanza que le ha dado la “maestra” vida. Eso es sabiduría ancestral que en todas partes crece como la yerba, porque el tesoro humano más grande y preciado que existe, está en la conciencia y el corazón humano. Y la intuición es la “aguda punta del alma”.
Así parece decirnos claramente también José Carlos Bermejo que, con ojo avisor, recopiló esta hermosa historia.

CONJURO SIOUX

Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que en cierta ocasión llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, agarrados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
– Nos amamos. . . –empezó el joven.
– Y nos vamos a casar. . . –dijo ella.
– Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro o un talismán; algo que nos asegure que podremos estar siempre juntos, uno al lado del otro hasta la muerte.

El viejo se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y tan anhelantes esperando sus palabras.
Hay algo -dijo el brujo-. Es una tarea muy difícil y sacrificada. . . Nube Azulo -prosiguió-, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos. Deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena. ¿Has comprendido? Y tú, Toro Bravo -siguió hablando el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno.
Cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin herirla y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Marchad ahora!
Partieron, ella hacia el norte y él hacia el sur.
El día establecido, los dos jóvenes esperaban frente a la tienda del brujo portando las bolsas que contenían las aves. El brujo les pidió que las sacaran de las bolsas con mucho cuidado. Eran verdaderamente dos hermosos ejemplares.
Haréis lo que os diga. Tomar las aves y atadlas una a la otra por las patas con estas cintas de cuero. Cuando las hayáis anudado, soltadlas y dejar que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron las aves. El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo, pero sólo consiguieron revolcarse por el suelo. Minutos después, irritados por su incapacidad, las aves arremetieron a picotazos una contra otra hasta lastimarse.

– Este es el conjuro. Jamás olvidéis lo que habéis visto. Sois como un águila y un halcón. Si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro. Si queréis que el amor entre vosotros perdure, “volad juntos. . . pero jamás atados”.

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