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martes, abril 23, 2024

Y usted, ¿se tatuaría el número 666?

El número 666 es reconocido por siglos como “el número del diablo”. En el Libro de Apocalipsis ( ó Revelaciones), el apóstol Juan vaticina que éste será un sello, una marca, que al final de los tiempos, un gobierno mundial anti-Dios exigirá como medio de validación para toda transacción económica. De tal manera que nadie podrá comprar, vender, o acceder a cualquier servicio, si primero no se ha registrado en el sistema y porta en su cuerpo este código. Código con el que muestra su total sometimiento al Anti-Cristo, la “Bestia”, el falso Profeta; y su rechazo al evangelio de Jesucristo.

Mucho se ha hablado de este sello. Desde interpretaciones simbólicas que explican un mensaje en clave; hasta una interpretación literal que sostiene que será un tatuaje real. Pasando por otras más que lo explican según los avances de la ciencia. Así, el sello podría ser un código de barras sobre la piel pero invisible al ojo humano (similar al que se ve en los envases de diversos productos); o podría ser un microchip colocado bajo la piel, en la mano o en la frente, que sustituiría al DNI, la licencia de conducir y tarjetas de crédito (y que ya se propone su uso); de tal manera que la información necesaria para identificarnos y hacer toda transacción comercial, sería “escaneada” directamente de nuestro cuerpo. ¿Ciencia ficción? No. Ya no. Incluso, debido a la globalización, el internet, y la necesidad de las naciones en unirse para enfrentar la crisis económica y medio ambiental, la profecía acerca del gobierno mundial está cada vez más cerca de cumplirse.

Basta leer Apocalipsis 13 para entender que la marca del “666” está claramente relacionada con el mal, con el engaño de “la bestia”, que con gran poder y autoridad presidirá una sociedad contraria a Dios y a sus leyes, rechazando y persiguiendo a todo aquel que no se someta a él. Por eso, al ver por las noticias a tantas personas grabarse en la piel un “666”, aún festejarlo, y oír que lo hacen por su lealtad a José Luis de Jesús Miranda (para ellos, “Jesucristo-hombre”), se resalta una vez más la tremenda facilidad con la que las personas – por ingenuidad o ignorancia – pueden ser arrastradas al error.

El asunto va más allá de simple tinta en la piel. Es la actitud. Es rebeldía que se levanta no sólo contra la religión (que bien puede entenderse); sino contra el sentido común y Dios mismo. Porque si aún siendo conscientes del significado de ese número, sin temor y con jactancia se lo ponen: Cuidado. Creyendo estar “creciendo en gracia”, realmente la están perdiendo, rechazando la verdadera gracia de Dios. Aquella que ofrece perdón gratuito por el arrepentimiento y la fe en el único salvador: Jesús de Nazaret, el Cristo, aquel que murió y resucitó; que fue glorificado. El mismo que fue proclamado por los apóstoles y que volverá para establecer su gobierno de justicia y paz con aquellos que han sido sellados* no con una marca visible o un chip, sino por su Espíritu de gracia.

Gracia que por supuesto, no es necesario tatuarse para rechazarla.

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