La política es la “ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados”. En cambio, las políticas son lineamientos trazados por los gobiernos sobre temas específicos, por ejemplo, bajar el índice de anemia, bajar el porcentaje de inflación, derrotar el analfabetismo, combatir el narcotráfico, etc. Los políticos son los actores de éstos conceptos y de la toma de éstas decisiones. Empero, “cuando Aristóteles definía al hombre como zoon politikón, hacía referencia a sus dimensiones social y política. El hombre y el animal por naturaleza son sociales, pero solo el hombre es político, siempre y cuando viva en comunidad”. Entonces, en el escenario social se encuentran dos grupos de hombres políticos: Pasivos y activos. Los pasivos serían los gobernados y los activos por ahora serían los gobernantes. Los pasivos son cuantiosamente muchos y los activos son relativamente pocos. Son pocos los que gobiernan a muchos. Resulta risible escuchar a recientes defenestrados congresistas: “soy político y continuaré en la política”. La política “es la actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país”. Si los ex congresistas hubiesen tomado en cuenta éste concepto básico de la política, no estaríamos viviendo en éste desequilibrio social y político.
Las paradojas sociales y políticas cíclicas son admirables porque dan vueltas en el tiempo. El gobierno nacional del quinquenio 1985 a 1989, fue uno de los peores de la historia, “la hiperinflación en Perú se produjo en septiembre de 1988 con una inflación mensual del 144 % y en un segundo periodo en julio de 1990 con una inflación mensual de 400 %. A pesar de estar por debajo del 50 % mensual la inflación acumulada fue inmensa llegando a ser de 3 500 000% a fines de 1990” (https://es.wikipedia.org). Ante semejante pésimo gobierno, aparece en la escena política un ingeniero que conduciendo tractor por las calles “ganó las elecciones de 1990 diciendo que no se aplicaría un shock económico. No obstante, la gravedad de la crisis le obligó a variar su posición. El 8 de agosto de 1990, anunció un shock económico: el tipo de cambio se devaluó en 227 %, el desempleo aumentó al 73 %, la inflación alcanzó 7694,6 % (114,5 % en 1987; 1722 % en 1988; 2775 % en 1989 y 7694 % en 1990)”. El modesto profesor universitario ha enfrentado el terrorismo con firme decisión política, recibiendo por ello, el respaldo del pueblo, porque éste estaba cansado de vivir en medio de muertes inocentes, balas y bombas. Mientras el gobierno ejecutaba políticas para enfrentar la galopante inflación, la devaluación monetaria, el terrorismo, los congresistas, como casi siempre, desenfocados, actuaban masivamente ensimismados en sus egoísmos. Ocurrió lo inesperado: “La noche del 5 de abril de 1992 el Presidente, sorprendió al país con un mensaje a la nación en el que anunciaba la intervención del Congreso de la República, el Poder Judicial, el Ministerio Público, lo cual es recordado hasta la fecha como un autogolpe de Estado”. “Según una encuesta de Ipsos, el 71% estuvo de acuerdo con el cierre del Congreso y más de 80% con la toma del Poder Judicial”. Entonces, los protagonistas fueron antagonistas políticos. Todos los pobladores calificaron éste hecho como golpe de Estado. Pasaron 25 años, aquellos antagonistas, siendo perdedores en el ejecutivo, se unen en el Congreso y realizan un trabajo legislativo pésimo, con desaprobación del más del 70% del pueblo. El 30 de setiembre del 2019, 27 años después, otro ingeniero disuelve el Congreso, que tenía amplia mayoría de los otrora antagonistas. Quienes propiciaron el autogolpe del 5 de abril de 1992, ahora fueron los “golpeados” mediante la disolución del Congreso del 30 de setiembre del año en curso.
Cuando Aristóteles definía al hombre como zoon politikón (animal político), se supone se refería a que el político debe gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país. Si por propia naturaleza, el hombre es político, porque siempre está pendiente de los demás, debido a su condición de sociable; pues, Jesús dijo “amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo, 5-43-46). A pesar de todos éstos antecedentes: ¿Por qué los congresistas trabajaban en contra del pueblo? Conlleva pensar que la interpretación de la política de éstos “políticos” fue al revés. En los últimos años podemos citar a algunos políticos de renombre como Fernando Belaúnde, Haya de la Torre, Bedoya Reyes, Alfonso Barrantes. Los políticos, son personas de a pie, que no deben dejar de llevar siempre consigo sus raíces, porque esa es la personalidad central que tienen, la que sirve de sostén en el desenvolvimiento de su función.