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jueves, abril 18, 2024

Consecuencias por la ambición de poder

Nunca es tarde cuando las cosas deben ser hechas por presión o por iniciativa propia. Si Vizcarra no disolvía el Congreso el 30 de setiembre, ya hubiese tenido una semana de ser vacado por aquella mafiosa banda que se decían ser congresistas. Pero igual, millones de peruanos indignados no hubiesen permitido más bestialidades y absurdos de ese Congreso vilipendiado por mercaderes de la política.

Si Vizcarra no hubiera cerrado ese Congreso inservible, la masa de millones de peruanos los hubiera expectorado a los dos poderes: Legislativo y Ejecutivo. Estábamos por entrar a una etapa más de agonía dictatorial; casi renacemos la etapa de sometimiento y humillación como fue los años 90, cuando el hoy encarcelado Fujimori, sin respetar la Constitución del 79, lo mandó al tacho de basura, disolviendo aquel Congreso también vago y corrupto de aquél entonces. Montesinos y toda la tropa del Ejército empezaron a someter a todas las instituciones públicas y privadas.

Aquello sí fue dictadura. Lo que hizo el 30 setiembre Vizcarra, más bien salvó la dignidad de este país, librándonos de tantos ladrones y mafiosos que buscaban tumbar al ejecutivo, tumbar la legalidad y tumbarse la democracia de una manera literal, porque implícitamente desde que asumieron como mayoría legislativa el 2016, lo tumbaron sin contemplaciones, protegiendo a jueces y fiscales delincuentes, protegiendo a funcionarios metidos en negocios ilegales, protegiéndose entre ellos, desde personas que llegaron a tener este honroso cargo de congresistas, algunos sin haber terminado ni siquiera la primaria, entre ellos se blindaron.

No hagas nada malo si no quieres que te hagan lo mismo a ti. No escupas al cielo, caerá en tu propia cara. Esto es lo que hicieron los hoy plañideros y lloronas de aquél defenestrado Congreso. Ahora están pagando todo lo malo que hicieron. Demuestren ahora tanta “inocencia” que decían tener sobre los negociados de Lava Jato, y de toda acusación que poco a poco va saliendo los nombres que recibieron millonarias coimas de Odebrecht. Ahora piden a gritos al ministro del interior que no les quiten la seguridad del Estado. ¡Qué seguridad si ya no son congresistas! Empezaron a recibir su propia medicina venenosa. Tanto veneno putrefacto y mortal expectoraron a diestra y siniestra cuando aún tenían el demasiado título de congresistas, que les caía muy grande.

Aún no aceptan la realidad. Y la gran realidad es que ya están totalmente derrotados. Para el honor y honra de los peruanos, ya están vilmente derrotados, y nunca más el peruano debe elegir a gente como aquellos impresentables que fueron. Debe el siguiente poder legislativo crear leyes contundentes sobre los partidos políticos. La que tenemos ahora son blandas, incluyendo la reforma política propuesta por el ejecutivo, son muy blandas. Por ese camino blando y ancho se aprovecharon mucha gente para agruparse con un par de personas, y basta con ello ya se llamaban partido político. Producto de esta ausencia de rigurosidad electoral, existen 24 agrupaciones que dicen llamarse partidos políticos.

Cuáles serán ahora las maquinaciones de la encarcelada Fujimori, después de estas maniobras llenas de ingenuidad cegadas por la ambición y la desesperación de verse libre, cosa que sería injusta para la dignidad nacional, pues hechos probatorios de acusación son evidentes, nada más avanzar el proceso de las investigaciones para que esto termine por parte de la justicia en una sanción ejemplar. En esto estaban, eligiendo además ilegalmente para miembro del Tribunal Constitucional a un magistrado afín a toda la banda fujiaprista, querían tener mayoría selecta en esa instancia de interpretación de la Constitución.

Querían un Tribunal Constitucional envenenado para interpretación de la justicia a sus favores, eximiéndoles de toda responsabilidad penal y judicial, eximiéndoles de todo tipo de corrupción, como herederos campeones de la mafia fujimontesinista. Esto querían disfrutar a sus anchas y querían presentarse al contexto nacional como víctimas de Vizcarra y no como cómplices de sus propias tropelías y que no tienen la capacidad moral para reconocer sus atajos desde el Congreso de todo tipo de investigación contra su propia gente incluyendo a los magistrados Chávarry e Hinostroza, ambos caídos en desmedro de toda legitimidad jurídica.

¿Qué nos deja esta agrupación de Fuerza Popular, entrenada para toda acción ilícita? No quedan ni sus contaminadas cenizas. Solo nos deja un periodo más de nuestra historia peruana, truncada por la conquista de este grupo mafioso que con tanta mayoría en el Congreso, si hubieran sido gente decente y honrada, hubieran hecho leyes revolucionarias que saquen de la pobreza a los peruanos, pero fue todo lo contrario. Todo decreto, norma o ley, fue siempre para taparse de toda inmundicia y para enriquecerse ilegalmente, como ya lo dijo con sus gritos de desesperación aquella infeliz ex representante de nadie, que estaba en el Congreso por su plata.

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